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Volviendo a la fiesta, fingí que nada de eso había pasado y comencé a beber, mucho.

No me sentía bien y quería olvidarme de todo con el alcohol. Comencé a sentirme más alegre y mareada, pero también mucho más ambientada, comencé a bailar junto con el resto de estudiantes. Todo nuestro alrededor era un caos, pero del bueno, estudiantes de Gryffindor besándose con Slytherins, o estudiantes de Hogwarts y Beauxbatons, o Durmstrang. Estaba todo fuera de control.

Un chico desconocido, comienza a bailar muy cerca de mí. Sigo bailando sin darle mucha importancia y bebo mi trago, sintiendo todo girar.

El chico me voltea y quedamos enfrentados, me sonríe y comienza a acercarse a mi boca, frunzo el ceño tratando de alejarme cuando de la nada alguien le da un puñetazo y me estiran fuera de la fiesta. Sin entender mucho miro a quien me estaba agarrando tan fuerte del brazo.

—Sueltame, Nott —me quejo.

Él me ignora y volvemos al lugar donde horas antes habíamos estado.

—¿Qué parte de...?

—¿Por qué te crees mi dueño? —lo miro y me muerdo el labio inferior, luchando por no derramar ninguna lágrima— Tú te acuestas con cualquiera, ¿Por qué yo no puedo?

Theodore me mira sorprendido.

—Te quiero Nott, y me estás lastimando... Me haces sentirme mal... ¡Y confundida! —frunzo el ceño y aprieto mis puños— Me dices que soy tuya, ¿Con qué motivo? Porque si te importara tanto no andarias con cualquiera, digo, no somos nada. ¡No somos nada! ¿Por qué soy tuya?

Cubro mi cara con mis manos, llena de frustración. Sin saber muy bien siquiera lo que estaba diciendo.

—¿¡Qué quieres de mí!? ¡Ya te acostaste conmigo, déjame en paz! —siento mi cara y cuerpo calientes, sentía la necesidad de gritar y llorar— ¿Qué es lo qué quieres? —susurro.

Él me abraza y las lágrimas comienzan a caer, las limpio pero no dejaban de salir.

—Sueltame, no me busques nunca más, solo me haces mal.

—Alya...

—No.

Me alejo y lo miro.

—Eres el primer hombre que me hace llorar —digo con asco—, ¿Qué podía esperar de tí? Siempre lo supe.

Me voy de ahí apresurada dejando a Theodore atrás.                               

...

Estaba en la cima de la torre de astronomía, sola, llorando, y con el maquillaje corrido. Estaba tratando de convencerme de que no fui tan idiota de llorar por Theodore, y que fue por el alcohol, aunque lo dudo.

Un ruido hace que me alerte, miro detrás y veo a Cedric.

—Alya...

Me volteo y cubro mi cara. Se sienta a mí lado en silencio.

—¿Necesitas hablar?

Niego con la cabeza.

—Vete Cedric, deberías estar disfrutando la fiesta, y celebrando que eres uno de los seleccionados.

—Si no estás ahí no es importante.

Niego con la cabeza.

—Cállate, ve a disfrutar, yo ya me iré.

Él me agarra la mano y la acaricia suavemente con su dedo pulgar.

Promesa del amanecer «Theodore Nott»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora