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El joven se detiene a ver todos los detalles que hay en la tienda, que no son pocos.

Hay tarros de cristal.

tarros con botones, agujas, hilos, pedazos de tela, semillas, prendedores, papelitos, pedazos de cristales de colores, flores secas, ojos, dedos, organos, un cerebro, insectos, tuercas, clavos...

Tambien hay cosas que normalmente no ves dentro de un tarro.

Hay canciones, poemas, voces, sentimientos, pensamientos, climas, dias...

Hay cuadros.

Hay cuadros de colores oscuros, de colores vibrantes, cuadros texturizados, cuadros que se mueven, cuadros que cambian de escenario...

Hay tableros.

Tableros con mariposas, con arañas, con flores, con roedores pequeños, con pieles de serpiente, con huesos de aves, con craneos pequeños, con frases anotadas...

Hay una repisa con botellitas pequeñas que tienen cadenas de oro o de plata. Cada botellita contiene una emocion.

Estan en promocion, tres al precio de dos.

Y al lado hay una repisa con botellitas vacias, que estan ahí para descargar emociones dentro.

Hay un perchero con sombreros muy peculiares.

Tienen diseños que se mueven.

Hay uno con un pajarito que salta alrededor de las cintas, unos con serpientes en vez de cintas, e incluso uno con ojos y boca.

Cuando el Cazador de Cuentos se queda mirandolo, el sombrero le devuelve la mirada y le guiña el ojo y le tira un beso.

El Cazador de Cuentos se sonroja y rapidamente mira hacia otro lado. No sabe como reaccionar ante el escenario en que se encuentra.

¿cómo es que uno reacciona cuando un sombrero te coquetea?

Su respuesta se desvanece en un suspiro violeta cuando el Hombre del Corazon de Tuercas se levanta de su asiento, con una sonrisa triunfante en el rostro y el corazon del Cazador de Cuentos en la mano, completamente arreglado.

- listo, ya puedes volver a usarlo. – dice, y le entrega el corazon con delicadeza.

- Muchisimas gracias, no sabe lo mucho que aprecio esto.

- Creeme. Lo se.

El Hombre del Corazon de Tuercas se sienta en un banquito frente al Cazador de Cuentos, y saca una bandeja de té humeante de uno de los cajones de la mesa en medio de los dos personajes.

- es sorprendente todo lo que usted hace. – dice el Cazador de Cuentos, mientras sobre el té. Hace una mueca al notar el sabor amargo y el dulce de la azucar brilla por su ausencia.

- Gracias, y ahora mismo te traigo azucar. – dice el Hombre del Corazon de Tuercas, y se para a buscar algo entre las miles de estanterias que amenazan con tragarse el lugar por completo.

El Cazador de Cuentos se para y curiosea por el lugar mientras el Hombre del Corazon de Tuercas se sube a una escalera que parece igual de alta que tres jirafas apiladas.

El joven se detiene al pasar frente al escritorio, y nota un objeto bastante peculiar.

Un corazón con tuercas y engranajes asomandose entre la carne.

Ese corazón es casi igual de raro que el corazón suyo.

- ese no esta en venta. Es el mio. – dice el Hombre del Corazon de Tuercas, apareciendo detrás del Cazador de Cuentos.

- Ah, no pienso comprarlo. Solo lo admiraba.

Ambos se quedaron en un silencio en tonos café, que dio paso a un pensamiento color verde agua, cargado de esperanza, en la cabecita del Cazador de Cuentos.

- ¿cómo es que funciona tu corazón? – preguntó

- las tuercas giran, asi es como late, y asi es como yo estoy vivo. – contesto el Hombre del Corazon de Tuercas, sorbiendo su té

- y entonces, ¿por qué es que esta aquí, en el escritorio, y no en tu pecho, latiendo?

- Es porque esta malo.

- ¿cómo es que se hecho a perder? – pregunto el Cazador de Cuentos.

- No es que se haya hechado a perder, es que nunca estuvo bueno.

- Oh... - el Cazador de Cuentos se alejo del corazón, como si repentinamente este fuera a dañarlo.

- Y, dime, ¿cómo es que tu corazón tenia un espacio vacio al medio?

- No lo se, pero antes ese espacio era mas grande. – el Cazador de Cuentos se sento en el mullido sillon – esta relacionado con mi trabajo, supongo.

- ¿tu trabajo?

- Si.

- ¿y cual es ese trabajo?

- Me dedico a cazar cuentos. 

Los Títeres Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora