MONACO GRAND PRIX
MONACO
26 DE MAYO DE 2024Charles se despertó temprano, descubrió que eran las cinco de la madrugada cuando aceptó que no podría manterse en la cama por más tiempo.
A su lado Max dormía plácidamente, no parecía que alguna mínima cosa podría perturbarlo en ese momento, ni siquiera un huracán. Charles suspiró mirando el perfil de Max sobre la almohada, dormido boca abajo como acostumbra y con las sábanas cubriendo hasta la cadera dejando la espada descubierta. Charles suspiró pasando un dedo por la línea de la columna de manera superficial, una risa lo sacudió cuando Max se removió incómodo entre sueños.
La espalda de Max subía y bajaba al ritmo de una respiración acompasada y tranquila. Charles casi se sintió celoso del mundo en el que Max estaba en ese momento, lejos de él, lejos de su abrazos, de su toque, de sus besos. La forma en que Max parecía tan tranquilo mientras dormía, tan lejos de la bestia incontrolable cuando está en uso de sus sentidos, cuando está en control de los sentidos de Charles.
Un suspiro enamoradizo lo sacudió y lo sacó de su ensoñación. Tenía que recordar la importancia del día en que estaba, tener los pies sobre la tierra, la cabeza sobre los hombros y ver hacia la línea de meta. Una línea lejos de todo lo está viendo, lejos de las mejillas pálidas y de las pestañas largas que se pliegan con gracia sobre la piel con poco contraste en el modo en que es rubio casi pálido.
Pero Charles le da la espalda y se aleja de la cama, se roba una chaqueta de Max y sale al pequeño balcón. Bajo él todo está en calma, demasiado temprano en la mañana, algunas personas ya están despiertas, pero no las suficientes para hacer tanto ruido. Charles tiene el teléfono en la mano y el contacto de Carlos abierto y esperando, solo unas palabras, solo dar el brazo a torcer. Pero Charles no está seguro de por qué no quiere, no puede, dar el brazo a torcer.
«La forma tan agresiva de pelear con todos, pero más con Charles, no es algo nuevo en el equipo»
Las palabras de Nico parpadean a su alrededor mientras mira la última conversación que tuvieron, una mensaje de Charles leído y sin contestar. Más arriba estaba la última foto que Carlos envió, una del mismo Carlos, pero posando junto a uno de sus trofeos, antes de que Charles empezara mudarse con Max y que Carlos le mostró que encontró un mes antes de que volviera a ver a Max.
Pero más allá, más arriba, los mensajes, fotos, videos y notas de voz, ahora son puntos inconexos entre sí. Se yuxtaponen con la nueva realidad en la que vive, a la que fue empujado, todo mensaje cariñoso que Carlos alguna vez le envió, ahora parcen absolutamente nada. Charles suspira y escribe un mensaje, lo borra antes de que pueda pensar en enviarlo, escribe otro mensaje y vuelve a borrarlo. Se frustra ante cada nuevo intento fallido de rendirse contra su tristeza y toda esa melancolía espesa que lo asfixia con un peso en el pecho que no lo deja respirar. Pero como la nostalgia es lo que significa, Charles sabe que no existe un lugar al cual volver donde Carlos vaya a recibirlo.
Es extraño, tanto que Charles no sabe que hacer, porque no entiende y nada parece tener sentido. Los últimos meses ha pasado el tiempo yendo de la ira a la tristeza, dice que no le importa y luego se descubre a sí mismo mirando en dirección a Carlos y anhelando la conexión que ya no existe, y está exhausto porque nunca entiende como se siente y aun así no puede dejar que sus sentimientos lo manejen y vaya a parar en la puerta de Carlos pidiendo perdón por un delito que nunca cometió.
Pero tal vez, si Charles lo piensa a fondo, una parte de él está muy herida por todo lo sucedido y la forma en que pasó, una parte de él no puede dejar de regañarse cuando se pregunta si pudo hacer algo para evitar que Carlos lo dejara, si pudo haber dicho algo o nada en lo absoluto, si hubo un momento específico en el que Charles dio el paso errado que hizo que Carlos lo abandonara. Porque no hubo señales, no hubo advertencias, nadie le dijo que Carlos tenía una bomba entre sus manos, que le iba a abrir el pecho y la pondría allí con toda intención de verlo destrozado después. Le duele, porque no tiene respuesta, porque no puede comprender lo que pasa por la mente de Carlos cada vez que le da malas miradas y palabras mordaces.
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Probabilidad de caos | Lestappen
FanfictionCharles está enamorado de las matemáticas y la estadística, cree que todo en la vida se conecta con ella, incluso su raíz negativa, Max Verstappen. Pero en la vida como en el amor no hay constante que valga ni teorema qué sirva, tendrá que aprender...