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⋆。𖦹°⭒˚。⋆⋆。𖦹°⭒˚。⋆

El camino de ida fue silencioso, y más porque el señorito Félix se quedó dormido en plena carretera, dejando a Hyunjin a cargo de la mirada curiosa de Clara.

—Felix está como muy dormilón, ¿no?—

Si era cierto, Félix nunca duerme; era raro verlo teniendo siestas.

—Sí—rió nervioso.

Y luego de eso, total silencio.

—¿Y cómo van las novias? Seguro que hay muchas—, dijo sonriendo al retrovisor.

—Para nada—, sonrió—. Me gusta alguien, de hecho—

Clara tarareó.

—Ya veo... Félix entonces—.

—¿Qué?— fue todo lo que pudo salir de su garganta.

—Entonces, es así. No es como si no lo supiera antes—.

—¿Desde cuándo?—, estaba avergonzado, ¿tan obvio era?

—Hace tiempo—, sonrió—. Sin embargo, me agrada la idea de que seas mi yerno. Eres confiable y se nota que amas a mi pollito. Cuando lo conquistes, me dices; gritaré por los cuatro vientos su relación.

Si supiera...

Antes de responder, rió.

—Prometo que te lo diré—.

—Que así sea—, sonrió de manera satisfecha, pero luego su expresión se endureció.

—Y... sé que ya tienen edad para estas cosas, pero supongo que aún no es tiempo de tener sexo. Sabes que Félix es doncel y demasiado fértil. Aunque aún no sean nada, lo digo de aviso: nada de sexo por ahora—.

—¿como?—. Desde que Clara mencionó "sexo", se le bajó el azúcar y no lo negaba.

—Aunque dudo que lo hagan, siento que ustedes serían una pareja muy sana. Me atrevo a decir que esperarían al matrimonio—.

—No me la vas a creer— susurró, mordiéndose una uña y evitando a toda costa hacer contacto visual con la mujer que manejaba.

Clara frenó repentinamente porque había un semáforo en rojo y por el comentario de Hyunjin.

—¿Qué cosa?—gritó, mirando hacia atrás.

—No, nada—.

—Hwang Hyunjin, habla ya—, estaba frito.

—Te juro que usamos protección—.

Félix lo iba a matar, pero no más que Clara en ese momento.

—En la casa hablamos—, se sentía la densidad de sus palabras; el aire estaba espeso y ahogador. Estaba en problemas. No metió una pata, metió las dos y estaba más que muerto.

Tragó saliva, rogando porque se pinchara una goma o se le acabara el combustible para no llegar a la casa, pero lamentablemente, nada de eso pasó. Hasta sintió que el camino se hizo más corto de lo normal.

Félix se levantó asustado por el grito que pegó su mamá al salir del carro.

Miró a Hyunjin con duda, quien se encontraba orando hasta la Ave María, aunque ni católico era.

—¿Qué pasa ahora?—, dijo adormilado.

—Lix, metí la pat—.

—¡A la sala ahora!—, interrumpió la mayor. El rechinado de la puerta al ser abierta y las llaves ruidosas al ponerlas en la mesa fueron desesperantes para los jóvenes.

Cruzando la línea|| HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora