EL ORIGEN DE SALLY

19 1 3
                                    

Mientras que el Sr Andrew, y Sally, conducían la carroza, iban hablando sobre algo que le había llamado la atención al doctor. 

- Sally, ¿me permitirías preguntar por algo que he notado antes, mientras hablabas con el Sr Albert? - Comenzó a decir el doctor. 

- Sí, por supuesto que puede.

- Es sobre eso que te dijo como amenaza. ¿Por qué lo hizo? 

En ese momento, Sally se sorprendió, y se quedó sin palabras para poder contestarle. Esto lo notó el Sr Andrew, quién rápidamente actuó para decirle que no hacía falta que te contestase si no quería, pero, Sally le interrumpió. 

- No crea que no quiero contestar, porque sí lo quiero hacer. El problema es que ese tema es... complicado. Si quiero contarle sobre eso, tal vez deba contarle cosas de hace mucho tiempo.

- Sally, cuéntame tanto como necesites y como quieras tú. Si eso significa que me contarás tu vida entera, hazlo, porque estaré escuchando todo el tiempo que haga falta. Todo lo que sea por entender todo o la mayoría de cosas sobre ti. 

- Eres un hombre muy gentil y amable, Andrew. - Mencionó Sally  a la vez que se apegaba a él. - Supongo que sí, tendré que contarte mi historia completa. 

- ¡Oh vamos! ¿Solo a mi padre? - Reclamó Caleb 

- ¡No te olvides de nosotros! - Dijo Richy mientras se acercaba junto a Bill y a Caleb para oír también. 

- Oye pero que cotillas... Pero está bien. Lo contaré para todos. - Les contestó Sally al verlos tan interesados. 

*  *  *

Mi familia era como todas las demás en su momento, cuando yo nací. Padres que esperaban hijos que les hicieran caso en absolutamente todo, un hermano que era el rey de la casa, una hermana pequeña mimada que obtenía todo lo que pedía, y por último : yo. La hija del medio que, o había nacido para ser ignorada, o había nacido para ser la mejor hija y la más perfecta. Eso significaba que ya desde pequeña tenía que hacer todo, absolutamente todo, bien. No se me permitía hacer algo mal, o cometer el mínimo error. 

- ¡Ay! Madre, esto es muy complicado... Me acabo de cortar. - Me quejaba con mi madre cuando cocinábamos y me tocaba usar objetos filosos. 

- Eso es porque eres tonta, Sally. Una buena señorita en la cocina no llora se corta. Ni siquiera se llega a cortar. Deja de quejarte y continúa. 

Así me contestaba mi madre siempre que me pasaba algo que le podría pasar a todo el mundo. Y ella, no era la única que me reclamaba por cosas como esas. Mi padre y mi hermano eran iguales, e incluso mi  hermana pequeña llegó a decirme algo. Todas sus críticas me afectaban, pero las soportaba. Aunque solo lo hice hasta que un día, me llegó una noticia inesperada.

- En dos meses te casarás con un hombre que hemos elegido tu padre y yo para ti. - Anunció mi madre dejándome atónita. 

- ¿Qué...? 

- Así como lo oyes, Sally. Estás a punto de cumplir dieciséis años y eres una completa inútil para la mayoría de cosas que te hemos enseñado  desde pequeña. 

- ¿¡Y crees que esto me va a ayudar si es en contra de mi voluntad!? ¡Seguro debes de pensar que yo adoro la idea y que me sentiré apoyada si me ayudas!

- ¡¡Pues sí!! ¡ Si te empiezas a esforzar por alguien más a parte de tu familia, vas a mejorar! Así que deja de decir tonterías y de sacarme de quicio. La decisión ya está tomada  y a partir de mañana, vas a comenzar a salir con él hasta el día de la boda. - Y así fue como mi familia  comenzó a destruir aun más mi vida. 


El trío poliamorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora