NoraLa amistad con Dylan comenzó a tomar forma de maneras que ninguno de los dos había imaginado. Después de ese primer encontronazo en nuestra habitación, competíamos más tiempo juntos y descubrimos que teníamos muchas cosos en común.
La rutina diaria, entre clases y actividades, nos brindaba múltiples oportunidades para fortalecer nuestro vinculo.
Una tarde, mientras estaba en la biblioteca estudiando para el primer examen del cuatrimestre sobre la historia de la psicología, sentí una mezcla de nervios y concentración. El examen estaba programado para el próximo lunes a primera hora de la mañana, y quería asegurarme de tener todo bien preparado. Me sentía bastante segura, pero aún quedaban detalles por repasar.
En medio de mi concentración, oí unos pasos familiares acercándose. Levante la vista justo a tiempo para ver a Dylan entrando en la biblioteca con una gran sonrisa. Sabía que esa sonrisa significaba que estaba tramando algo.
- Nos vamos a cenar unas tapas, qué dices, pelirroja?-Dijo con su acento canario tan característico, usando el apodo que me había puesto desde que nos conocimos . Aunque al principio lo odiaba, ahora me encanta y me parece entrañable.
- Dylan, sabes que tengo que estudiar para mi examen que tengo el lunes de historia de la psicología-
Respondí aunque mi voz no tenía un tono tan firme como debería.
- Vamos Nora, necesitas un descanso. No puedes pasarte todas las horas de la tarde aquí. Además, te prometo que solo será un rato-
Insistió, sus ojos marrones brillando con entusiasmo.
Mire mis apuntes y luego a Dylan. Él tenía razón necesitaba un pequeño descanso me podría ayudarme a despejar un poco mi mente o incluso mejorar mi concentración cuando volviera a estudiar.
- Vale está bien pero solo un rato- cedí, comenzando a recoger mis cosas.
Dylan sonrió contento y me esperó pacientemente. Salimos de la biblioteca y nos dirigimos a un pequeño bar de tapas que había cerca de la universidad . El lugar estaba muy animado, con estudiantes y locales de enfrente disfrutando de la tarde.
Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podíamos ver la vida ruidosa de Madrid.
- ¿Qué te parece si pedimos unas patatas bravas y unas croquetas?- sugirió Dylan mientras hojeaba el menú.
- Suena bastante bien- dije, sonriendo.
La verdad es que ya tenía hambre, y la idea de comer algo mientras hablábamos me parecía perfecta.
Mientras esperábamos la comida, comenzábamos a hablar de nuestras clases y cómo nos estábamos adaptando a la vida universitaria. Dylan, como siempre, tenia esa manera relajada y optimista de ver las cosas.
- ¿Y cómo te va con los entrenamientos?- le pregunte genuinamente interesada.
- Me va bastante bien. aunque es muy difícil equilibrar el estudio con los entrenamientos . Pero no me quejo , me encanta lo que hago- respondió Dylan, con uno brillo en los ojos.
- Debe ser muy cansando- dije, admirando su dedicación .
- Si pero también es muy agradable . Me ayuda a mantenerme en forma y concentrado. Además el equipo es como una segunda familia para mí - dijo Dylan, mientras llegaban nuestras tapas.
La conversación fluyó con bastante facilidad, pasando de un tema a otro. Hablamos de nuestras familias, de nuestras metas y de nuestros sueños . Me di cuenta de que, a pesar de nuestras diferencias, compartíamos muchos intereses y valores.
Después de un rato, me sentí más relajada . Las tapas estaban muy buenas y con la compañía de Dylan hacía que el tiempo pasara volando. Me reí cuando él me contó algunas anécdotas divertidas de sus experiencias en Tenerife y yo le compartí algunas historias de mi propia infancia en Madrid.
- ¿Sabes qué Nora ?- dijo Dylan en un momento de silencio-. Me alegra mucho de haberte conocido. Nunca me imagine que compartía habitación con alguien con quien pudiera conectar tan bien.
- Yo también me alegro , Dylan . Eres un gran amigo - respondí, sintiendo una gran calidez en mi pecho.
Cuando terminamos de cenar, caminamos de vuelta hacia la residencia . La tarde se estaba convirtiendo en la noche, y las luces de la ciudad comenzaban a brillar. Madrid tenia un encanto especial a esa hora, y me sentía afortunada de poder vivir y estudiar aquí.
- Gracias por la invitación, Dylan. Realmente necesitaba ese descanso- dije sonriendo.
- De nada pelirroja. Siempre es un placer pasar tiempo contigo- respondió él , guiñándome un ojo.
Entramos a nuestra habitación con una sensación renovada de energía y motivación . Me senté en mi escritorio y retomé mis apuntes. Las palabras parecían cobrar más sentido ahora, y me sentí más segura en mi preparación para el examen.
Esa misma noche, mientras me acostaba, reflexioné sobre lo importante que se estaba volviendo Dylan en mi vida . Su presencia me daba fuerza y me inspiraba a segur adelante.
Sentí una profunda gratitud por nuestra amistad y por todas las conexiones mutuas que estábamos descubriendo.
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MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS (Entre dos mentes 1)
Teen FictionMás Allá de las Diferencias" Nora Becker, una joven de 19 años apasionada por la psicología, se enfrenta a nuevos desafíos al comenzar sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid. En la residencia universitaria, comparte habitación con Dyla...