Capitulo 1: Un Nuevo comienzo

35 1 0
                                    




Nora

El corazón me latía a mil por hora por ir caminado hacía el enorme edificio de la Universidad Complutense situado en el barrio de Moncloa de Madrid. Hoy era mi primer día de clase estaba muy nerviosa y a la vez emocionada ante la nueva aventura que me esperaba  en mi  vida. Durante toda mi vida mis padres han sido muy exigentes en cuenta a  mi educación, y mi sueño desde muy pequeña era estudiar psicología en esta universidad  que  tengo delante de mis espaldas .Después de pasar por secretaria para darme el horario de las clases, camine hacia la residencia si tengo 19 años y ya me había independizado de mis padres. Donde pasaría el resto de mis  cuatro años que dura esta carrera viviendo ahí subí las escaleras hacia mi habitación que era  la 608 me paraba a pensar quien era mi compañero de habitación o compañera y como nos llevaríamos . Al pisar mi habitación me encontré con  un joven que estaba ordenando sus cosas. Trate de ocultar mi nerviosismo con un sonrisa y me presente .

- Hola Soy Nora - dije extendiendo la mano hacía a él

- ¿Y tú eres ? -

El joven que por cierto era guapísimo se volvió hacía a mí y me hizo contacto visual  con sus ojos marrones y con una sonrisa  respondió a mi pregunta .

- Soy Dylan - respondió con un tono tímido

- Soy Dylan Taylor encantado de conocerte Nora - .

A medida de empezar  que comenzamos a hablar , me di cuenta que Dylan era completamente diferente a lo que me había imaginado me dijo que estaba estudiando Ciencias de la Actividad Física del Deporte, con un enfoque especial  en el fútbol . Lo cual no era sorpresa para mi dado con su físico atlético . Sin embargo, también me contó que le gustaba la fotografía que era una pasión  que le permitía capturar momentos y expresar su creatividad de una manera única. Ese detalle me sorprendió y me intrigo bastante y me hizo ver a Dylan bajo una nueva luz.

Mientras desempacamos nuestros equipajes  y sacando nuestras cosas de las cajas y organizamos un poco la habitación, empezamos a compartir pequeñas anécdotas sobre nuestras vidas. Hablé sobre el amor por la psicología y cómo siempre había entender mejor el comportamiento humano .Dylan me contó sobre su vida en Tenerife y cómo había llegado a Madrid para seguir con su pasión por el fútbol y los deportes.

La conversación fluía con facilidad, y pronto me di cuenta de que a pesar de nuestras diferencias, teníamos mucho en común . Ambos dos nos habíamos enfrentados desafíos y sacrificios para llegar a donde estábamos y ambos compartíamos un profundo deseo  de hacer algo significativo con nuestras  vidas.

A medida que la tarde avanzaba decidimos salir a explorar  el campus juntos . Caminamos por los jardines y los edificios de los diferentes carreras en los diferentes edificios, maravillándonos con la  belleza del lugar. Madrid tenía un encanto especial, y me sentí afortunada de poder llamar a una ciudad mi hogar durante los próximos 4 años.

Dylan y yo nos detuvimos en un Starbucks cercano para tomar un café , mientras nos tomábamos nuestras bebidas, la conversación se convirtió más personal. Dylan no me paraba de contar cosas sobre su familia en Tenerife y como había crecido en la Isla . Yo le conté sobre mis padres lo famosos abogados, y cómo había sentido la presión mediática.

A pesar de nuestros diferentes caminos, había una comprensión mutua entre nosotros dos .  Ambos estábamos aquí para perseguir nuestros sueños y encontrar nuestro camino. Me di cuenta de que había encontrado a Dylan a alguien con quien podía ser yo misma, alguien que entendía mis miedos y mis ambiciones.

Al regresar a la residencia esa noche, me sentí agradecida por haber conocido a Dylan. Sabía que nuestra convivencia no estaría exenta desafíos, pero estaba emocionada por la posibilidad e forjar una amistad o incluso enamorarme de él. Mientras me acomodaba en mi cama y miraba al techo, no podía evitar sonreír. Este era solo el comienzo de algo nuevo y emocionante, y estaba lista para enfrentarme a lo que viniera con Dylan a mi lado.

Los primeros días de clase en la universidad fueron una mezcla de clases, tareas y nuevas experiencias, Dylan y yo rápidamente nos convertimos en compañeros  de estudio , nos ayudándonos mutuamente con nuestras  diferentes asignaturas y compartiendo nuestras ideas. Su enfoque en el deporte y mi amor por la psicología a menudo nos llevaba a conversaciones muy interesantes sobre cómo se unen nuestros campos de estudio.

Esa misma tarde, después de una larga jornada e clases, decidimos ar un paseo por el Parque el Retiro. Caminamos por los senderos arbolados, disfrutando del aire fresco y la serenidad del lugar . Mientras paseábamos, Dylan me contó más sobre su pasión por la fotografía y cómo le permitía ver el mundo desde una perspectiva diferente. Me enseño algunas fotos en su cámara, y me quede impresionada por su habilidad para capturar momentos únicos y emotivos.

Esa misma noche, mientras nos sentábamos en un banco junto al estanque del parque, me di cuenta de lo mucho que apreciaba la compañía de Dylan. Había algo en su tranquilidad y su forma de ver la vida que me hace sentir más relajada y segura. Aunque todavía éramos amigos, sentía que nuestra conexión era algo más especial y que podía confiar en él.

A medida que nos conocíamos mejor, empecé a ver a Dylan no solo como un compañero de habitación sino como alguien en quien podía confiar y con quien compartir mis sueños y mis temores. Y aunque sabía que el camino por delante estaría lleno de desafíos, también que con Dylan a mi lado, estaba lista para enfrentarlos.

MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS (Entre dos mentes 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora