Capítulo 12 : La luz en la oscuridad

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Nora

Los días y las semanas habían pasado de forma lenta, como si el tiempo quisiera poner a prueba nuestra paciencia . Cada día Dylan se esforzaba en su rehabilitación, y aunque podía ver pequeños avances, sabía que la verdadera batalla estaba dentro de él . La rehabilitación física era difícil, pero las dudas, los miedos y la frustración eran aún más difíciles de superar.

Yo intentaba ser su apoyo incondicional, pero había momentos en los que me sentía completamente imponente . Verlo luchar contra sí mismo, contra la posibilidad de que nunca volviera a ser el mismo jugador, me desgarraba por dentro. Sabía que él necesitaba ser fuerte, pero también sabía que no podía hacerlo solo.

Aquella mañana, después de que Dylan se fuera a su sesión de fisioterapia, la casa se sentía extremadamente tranquila. Me quedé sentada en la cocina, con una taza de café entre las manos, mientras miraba por la ventana. El otoño había llegado, las hojas de los árboles caían lentamente, pintando el suelo de tonos marrones y dorados Un recordatorio de que todo cambia, incluso cuando sentimos que estamos atrapados en el mismo lugar

Revisé el móvil de forma distraída, esperando algún mensaje de Dylan o de mis amigas, pero no había nada . Solo el silencio.

Decidí aprovechar el tiempo para revisar unos apuntes de mis clases . Aunque me resultaba difícil concentrarme, sabía que tenía que mantenerme ocupada. Me sumergí en las lecturas, intentando desconectar por un rato, pero mis pensamientos volvían constantemente a Dylan.

¿Cómo estaría? ¿Cómo lo estaría llevando hoy? Había días en los que llegaba a casa más animado, como si el trabajo en la fisioterapia le diera una pequeña esperanza de que todo iba a salir bien . Pero también había días en los que apenas me hablaba abstraído en s propia lucha interna. Yo intentaba no presionarlo, dándole espacio cuando lo necesitaba, pero recordándole que estaba allí para él, siempre.

Entonces, mi móvil vibró en la mesa. Lo cogí rápidamente pensando que era Dylan , pero al ver la pantalla, vi el nombre de Pablo. Desde que visitó a Dylan en la rehabilitación, él había estado más pendiente de su progreso, mandando mensajes de apoyo y haciendo que se sintiera parte del equipo, incluso estando fuera del campo.

Cabezón ¡Eh, Nora! ¿Cómo va la cosa por ahí? Dylan me dijo que hoy tenía una sesión importante ¿Todo bien?

Sonreí al leer su mensaje. Pablo había sido un gran apoyo para Dylan, ya aunque sus bromas siempre estaban presentes, también sabía cuándo ponerse serio.

Hola Pablo. Creo que va bien, aunque hoy no he sabido mucho de él. Imagino que llegará cansado, como siempre. Pero estamos avanzando, poco a poco.

No pasó mucho tiempo antes de que recibiera la contestación.

Cabezón Seguro que sí. Ese tío es más fuerte de lo que crees. Tú dile que lo estamos esperando con ganas cunado vuelva. Que no se preocupe por el tiempo, solo que vuelva fuerte.

Me quedé mirando el mensaje un buen rato, sintiendo el apoyo no solo hacia Dylan, sino también hacia mí. A veces me olvidaba que yo también necesitaba ánimo. Estar a su lado. 

durante todo esto había sido una prueba para mí también, y aunque lo hacía con todo el amor del mundo, había días en los que el peso se hacía se hacía más grande.

Dejé el móvil en la mesa y me quedé en silencio, preguntándome cómo sería todo cuando Dylan volviera completamente a su rutina. ¿Sería el mismo?¿Seríamos nosotros los mismos? La lesión había cambiado muchas cosas, pero también nos había acercado de una forma que nunca imaginé.

Justo en ese momento mi móvil volvió a vibrar. Esta vez era uno de los grupos con mis amigas . Ellas también habían estado pendientes de mí durante todo este proceso.

Berta : ¡Nora!, queremos verte este fin de semana! Necesitas un pequeño respiro,aunque sea solo un café .

Nerea:  Sí por favor, aunque sea para contarnos cómo va todo. ¡ Te echamos de menos tía!

Sonreí al leer sus mensajes . Aunque había estado tan concentrada en Dylan y en su recuperación, ellas siempre habían estado ahí, recodándome que yo también necesitaba cuidar de mí misma.

Gracias, chicas. Este fin de semana a ver si puedo, dependiendo de cómo esté el canario . Les aviso, ¿Vale?

Ellas sabían lo importante que era para mí estar cerca de Dylan, pero también en que me tomara un tiempo para mí misma. Y, en el fondo, sabía que tenían razón.

Justo en ese momento, escuche la puerta de casa abrirse, y el sonido familiar de Dylan entrando. Me levanté rápidamente y fui hacia él , encontrándolo en la entrada, sudado y con una mezcla de cansancio y satisfacción en su cara.

- ¿ Cómo te ha ido hoy?- le pregunté, tratando de no sonar demasiado ansiosa, pero sabiendo que siempre estaba esperando buenas noticias.

Dylan dejó caer su bolsa en el suelo y se quitó la chaqueta antes de responder.

- Hoy he corrido más – dijo con una sonrisa que parecía contener años de esfuerzo -. No fue mucho, pero fue mejor que la última vez.

Me acerqué a él, sintiendo una oleada de alivio y orgullo al escuchar esas palabras.

- Sabía que lo harías- le dije, abrazándolo con fuerza.

Nos quedamos así, en silencio, por unos momentos. Yo quería transmitirle todo el apoyo que sentía, pero también quería que supiera que no estaba solo en esto. Que cada pequeño avance era una victoria, no solo para él, sino para los dos.

Dylan se separó un poco y me miró a los ojos.

- A veces me siento como si esto nunca fuera a acabar, pero tenerte aquí hace que todo sea más fácil. No sé cómo lo haces, pero gracias- susurró.

Lo miré con una sonrisa suave, sintiendo la sinceridad en sus palabras.

- Estamos juntos en esto, Dylan. Siempre. Y sé que todo este esfuerzo va a valer la pena. Vas a volver al campo, y vas a ser más fuerte que antes. No solo por tu rodilla, sino por todo lo que has pasado .

Él asintió, y aunque no dijo nada más, su mirada lo decía todo. Sabía que aún quedaba mucho camino por recorrer, pero estamos un paso más cerca. No solo de su recuperación física, sino también de nuestra fortaleza como pareja.

Esa noche, mientras estábamos en el sofá, con la televisión de fondo , me di cuenta de que la luz al final del túnel estaba ahí, aunque fuera pequeña y lejana. No importaba cuándo tiempo tomara, lo importante era qué estábamos avanzando. Y eso , en medio de todo, era lo que realmente importaba.


MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS (Entre dos mentes 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora