Dylan
Día 298 de la lesión casi 300 días desde que todo cambio, desde que mi rodilla decidió que necesitaba un descanso forzoso. Pero hoy no era un día más . Hoy era el día en el que volvía a entrenar con el equipo. El verdadero regreso.
Me desperté antes de que sonora la alarma del móvil, algo raro para mí en estos meses. No había dudas hoy, solo una mezcla de adrenalina y nervios que recorría todo mi cuerpo. Me puse la camiseta del equipo, esa que había estado colgada en mi armario tanto tiempo, esperando este momento.
La pelirroja aún dormía cuando me levante. Por un momento pensé en despertarla para contarle lo emocionado que estaba, pero decidí dejarla descansar. Ella había estado ahí cada paso del camino, viviendo cada avance y cada retroceso conmigo. Me prometí que le contaría cada destalle al volver.
Cuando llegue a la ciudad deportiva, algo cambio en el ambiente. Sentí ese olor familiar del césped, de la mezcla de esfuerzo y ambición en el aire. Era como si mi cuerpo recordara lo que significaba estar aquí, lo que significaba este lugar para mí
Entré al vestuario, y alver a los chicos, sentí un golpe de realidad. Estaba de vuelta, sí pero todoera diferente. Las bromas, las risas, todo seguía ahí, pero había unadistancia, una espacie de barrera invisible. Pablo fue el primero en darse cuenta de que llegaba.
- ¡ Míralo¡- gritó desde el otro lado del vestuario-. ¡ El cojo ha vuelto!
Todos se rieron. No era malicia, era Pablo siendo Pablo . Esa era su forma de darme la bienvenida.
- Ya quisieras cabrón – respondí, intentando seguirle el juego, aunque no podía negar que me había picado un poco. Estaba muy feliz, pero también algo ansioso por demostrar que estaba listo, que no me iban a tratar como un lesionado más.
Marc, siempre más serio, se me acerco y me dio un golpe en el hombro
- ¿ Listo para esto, hermano?
Asentí, aunque mi corazón latía con mucha fuerza. No estaba seguro si los nervios o por la emoción de estar de vuelta.
El entrenamiento comenzó con lo de siempre: estiramientos, un poco de trote . Las rutinas de siempre, pero hoy todo me parecía que todo era nuevo . Xavi, nuestro entrenador, me quitaba el ojo de encima. Sabía que, por más que quisiera integrarme como antes , hoy sería una prueba, no solo para mí, sino para él también.
Quería ver mi cuerpo como respondía, si estaba realmente preparado.
- Dylan va hostia , no te esfuerces demasiado. Quiero verte moverte, pero con cabeza, ¿Vale? – me dijo cuando pasamos al primer ejercicio con el balón
Asentí de nuevo, pero había algo dentro de mí que me ardía por probarme. Todo este tiempo en rehabilitación, todo este sacrificio, no podía ser para volver y ser un futbolista y un jugador que cuidaba cada paso.
Fer, Marc , Pablo, Álvaro... todos estaban en modo competición como siempre . Yo intenté mantener el ritmo, pero mi mente no me dejaba de darme señales contradictorias. Mi rodilla pensaba que estaba bien, pero ¿y si no lo estaba? Cada vez que me daba un pase, me preguntaba a mí mismo si estaba midiendo bien mis movimientos, si estaba pensando demasiado en lo que antes hacia sin pensar.
Al final de la primera sesión de entrenamiento, Pablo se me acerco con esa sonrisa que siempre me ponía nervioso.
- Oye hermano ¿te sientes más lento o soy yo? – me dijo, en tono de broma.
Antes de que pudiera contestarle, sentí el típico golpe de colleja que tanto les gustaba darme. Marc y Fer lo siguieron , y en segundos, me encontraba rodeado por todos ellos.
- ¡Venga, que te hemos echado de menos hermanito, pero teníamos que darte la bienvenida como se debe! – dijo Álvaro entre risas.
Sonreí, aunque la tensión seguía ahí . Nuestro ritual de bienvenida, pero sabía que lo importaba no eran las collejas. Lo que me importaba era si realmente volvía a ser el mismo.
Terminamos el entrenamiento con una pequeña ronda de pases y tiros. No pude evitar sentir una punada en el pecho cuando vi lo rápidos que se movían algunos . Yo aún no estaba al cien por cien, eso era claro, pero algo dentro de mí me empujaba a seguir intentándolo, a demostrar que podía estar aquí.
El mister me llamó al final del entrenamiento. Sabía que quería hablar conmigo.
- Bueno chaval, ¿Cómo te sentiste? – preguntó, observándome con atención.
- Bien- respondí de inmediato pero su mirada me hizo detenerme y pensar mejor mi respuesta – Mejor de lo que esperaba, pero ... me ha costado.
Xavi asintió lentamente.
- Es normal, Dylan . Estas volviendo de una lesión importante. No quiero que pienses que tienes que demostrar todo en un día . Lo importante es que te cuides y vallas poco a poco. El equipo te necesita al cien por cien, pero eso no significa hoy.
- Lo sé – dije, aunque parte de mí no quería aceptar eso . Quería estar al cien por cien ahora, demostrar que podía volver sin limitaciones.
Xavi me dio una palmadita en la espalda.
- Sigue trabajando como lo has hecho hasta ahora. Vamos bien pero ten paciencia.
Salí del campo más tranquilo, aunque seguía pensando em lo que me quedaba por delante. Había dado un gran paso al volver, pero aún tenía mucho que demostrar, sobre todo a mí mismo.
Al llegar a casa, Nora estaba esperándome en el sofá, como siempre, con esa mezcla de apoyo incondicional y preocupación en su cara. Cuando me vio, me sonrió.
- ¿Cómo te fue?
Me deje caer a su lado cansado.
- Fue bien. No al cien por cien, pero fue bien- dije, apoyando mi cabeza en su hombro.
Ella me acarició el pelo, en silencio, y supe que aunque el camino seguía siendo largo, no lo estaba recorriendo solo.
Hoy solo había sido solo el primer paso . Mañana sería otro día para seguir luchando.
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MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS (Entre dos mentes 1)
Novela JuvenilMás Allá de las Diferencias" Nora Becker, una joven de 19 años apasionada por la psicología, se enfrenta a nuevos desafíos al comenzar sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid. En la residencia universitaria, comparte habitación con Dyla...