Capítulo 3

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**Capítulo 3: primera amenaza**

Días, semanas pasaron, y Tsukasa apenas había dormido. Su mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos oscuros y temores incontrolables. Las noches transcurrían en un estado de vigilancia perpetua, sus ojos abiertos como platos, incapaz de cerrar los párpados sin que los recuerdos de aquella mansión, de Meiko, y de lo que no podía explicar, le invadieran. A menudo, se encontraba cuestionando si todo había sido un sueño, una pesadilla, o si realmente había algo siniestro acechando en las sombras.

La promesa de Meiko de enviar una carta a sus padres nunca se cumplió. Cada día que pasaba sin noticias suyas, la ansiedad de Tsukasa crecía. "¿Por qué no llegó la carta? ¿Qué está ocurriendo?", se preguntaba constantemente, incapaz de encontrar paz.

Un día, mientras Tsukasa permanecía inmóvil en su habitación, Emu llamó a la puerta. "Tsukasa-sama, la comida está lista," anunció con suavidad. Al no recibir respuesta, Emu abrió la puerta lentamente, encontrando a Tsukasa sentado en su cama, su rostro pálido y demacrado, los ojos rodeados de profundas ojeras.

"Tsukasa-sama...," comenzó, tratando de ocultar la preocupación en su voz, "estás empeorando. No has dormido en días, tu salud está en peligro. Necesitas descansar, o al menos salir de esta casa por un tiempo."

Tsukasa levantó la mirada, apenas registrando lo que Emu decía. "Salir... ¿al exterior?", murmuró, como si la idea fuera algo de lo que había olvidado completamente.

"Sí," respondió Emu con una sonrisa, intentando animarlo. "Hoy iremos al pueblo. Sé que tus padres no quieren que salgas, pero esta vez voy a romper las reglas por ti. Necesitas ver el mundo más allá de estas paredes."

La sorpresa iluminó el rostro de Tsukasa. "¿De verdad? ¿Pero y si se enteran...?"

"No se enterarán si somos cuidadosos," respondió Emu, guiñándole un ojo. "Pero tendrás que vestirte como un plebeyo. No podemos arriesgarnos a que te reconozcan."

Tsukasa, por primera vez en semanas, esbozó una leve sonrisa. "¿Vestirme como un plebeyo? Eso suena... interesante." La idea de pasar desapercibido, de ser visto como alguien común, sin el peso de la riqueza o las expectativas, le resultaba extrañamente atractiva.

Emu se rió ligeramente. "¿Por qué estás tan emocionado por parecer pobre?"

"Porque," explicó Tsukasa, "si me ven como uno de ellos, no tendrán miedo de mí. Si supieran que soy de una familia rica, solo me verían como una molestia, o peor."

Emu asintió, apreciando la lógica de Tsukasa. "Eres más razonable de lo que muchos podrían pensar, Tsukasa-sama."

***

El pueblo estaba lleno de vida. Tsukasa caminaba junto a Emu, asombrado por la vitalidad del lugar. Las calles estaban llenas de comerciantes, niños corriendo y risas que llenaban el aire. El bullicio del mercado, los olores de las comidas, y las voces de los vendedores le eran completamente nuevos. A pesar de su intento por mantenerse desapercibido, su asombro era evidente, lo que no pasó desapercibido para una anciana que vendía frutas en un puesto cercano.

"¿Qué hace un chico tan sorprendido en un lugar como este?" preguntó la anciana con una sonrisa amable.

Tsukasa, recordando su papel, respondió rápidamente. "Me llamo Tsu, vivo en el campo. Es la primera vez que veo el pueblo... Mi vida siempre ha sido en el campo, trabajando con mi familia."

La anciana rió suavemente. "Ah, con razón te sorprende todo. Pero es bueno que veas más del mundo, no solo el campo."

Tsukasa se sonrojó levemente. "Sí, estoy aprendiendo mucho."

**Academia de magia Sekai [AU]**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora