Luz del día

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Diciéndome a mí mismo: "No iré allí"
Oh, pero sé que no me importará...

Mientras Kara cae, su mente da vueltas con un tumulto de emociones, el peso de las palabras no dichas y el amor insatisfecho presionándola. Se siente dando vueltas en espiral, el suelo se precipita hacia ella. En esa fracción de segundo de desesperación, mientras se prepara para el impacto, siente un repentino y suave toque en su cabeza.

Lillian, que había estado observando en silencio desde la distancia, entra en acción. Con un rápido reflejo, extiende la mano y atrapa la cabeza de Kara justo antes de que toque el suelo. El tiempo parece detenerse cuando el toque de Lillian frena su caída, su corazón acelera con la intensidad del momento.

Kara permanece inconsciente, su cuerpo inerte en manos de Lillian. Lillian evalúa la situación con ojo entrenado, comprobando si hay signos de lesión antes de levantar con cuidado a Kara y evaluar el mejor curso de acción. Su comportamiento es sereno y clínico, y sus pensamientos únicamente se centran en garantizar el bienestar de Kara en este momento crítico.

Mientras Lillian se encuentra junto a la inconsciente Kara, un fugaz momento de vulnerabilidad cruza su expresión antes de que recupere rápidamente su compostura profesional. Hay un sentido del deber en sus acciones, un compromiso de lograrlo a pesar de la distancia emocional entre ellos.

Con precisión y habilidad, Lillian asegura a Kara en una posición segura, mientras su mente elabora estrategias para los próximos pasos a seguir. La tensión tácita entre ellos permanece en el aire, un recordatorio de su complicada relación que va más allá del mero conocimiento.

Kara permanece dormida, sin darse cuenta de la agitación que la rodea, Lillian la vigila con una sensación de desapego, su fachada profesional enmascara las emociones subyacentes que se agitan en su interior.

Mientras Lena, Alex y Nia corren hacia la escena, su conmoción y preocupación son palpables en el aire. Ver a Kara inconsciente y en manos de Lillian envía una ola de ira y confusión a través de ellos.

Intercambian miradas preocupadas, cada uno procesando la situación a su manera. Lena, conocida por su comportamiento lógico y sereno, lucha por mantener sus emociones bajo control. La comprensión de que Kara había estado sufriendo en silencio, manteniendo oculta su enfermedad, despierta en ella una mezcla de frustración y preocupación. A pesar de sus esfuerzos por mantener la cabeza despejada, sutiles grietas comienzan a aparecer en la fachada cuidadosamente construida de Lena, revelando la profundidad de sus sentimientos por Kara que ha estado tratando de reprimir.

Alex, ferozmente protectora con su hermana, se eriza de ira ante la idea de que Kara les oculte un secreto tan crucial. Sus instintos como agente del DEO entran en acción e inmediatamente comienza a evaluar la situación, concentrándose únicamente en conseguirle a Kara la ayuda que necesita. La intensidad de sus emociones irradia de ella en ondas, un escudo protector que enmascara su vulnerabilidad.

Nia, empática e intuitiva, siente que una oleada de tristeza y traición la invade. El vínculo que comparte con Kara es profundo, y la idea de que Kara había estado sufriendo sola sin acercarse a ellos hiere a Nia hasta la médula.

Intenta lavar toda la sangre que he derramado

Esta lujuria es una carga que ambos compartimos.

"Kara necesita atención médica y las instalaciones del DEO están equipadas para manejar situaciones como ésta", afirma Alex, con un tono firme e inquebrantable. Mira a Lena, Nia y Lillian y enfatiza la importancia de brindarle a Kara la ayuda que necesita lo más rápido posible.

Plumerias - SuperCorp (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora