Callejón Rosa

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Te recogí en la tienda de la esquina.
Tus ojos estaban rojos y tus labios rasgados...

Mientras Kara estaba sentada sola en su apartamento, con la noche extendiéndose ante ella como una vasta extensión de vacío, se encontró incapaz de escapar de los recuerdos que se burlaban de ella, el dolor de las palabras no dichas y el amor no correspondido que nublaban sus pensamientos.

La flor que había brotado de su corazón, un símbolo conmovedor de su dolor y anhelo, yacía en un delicado jarrón sobre su mesita de noche, con sus pétalos marchitos y descoloridos, reflejando el estado de su corazón destrozado.

Con un profundo suspiro, Kara se levantó de su asiento y se dirigió hacia la ventana, la ciudad brillando debajo de ella como un mar de estrellas. Las luces parpadeantes parecían burlarse de su dolor, la bulliciosa actividad del mundo exterior contrastaba marcadamente con la quietud de su propio corazón.

Al contemplar la ciudad, Kara sintió que una oleada de soledad la invadía, una sensación de aislamiento que amenazaba con consumirla. El mundo que alguna vez fue vibrante a su alrededor ahora se sentía distante e insustancial, el dolor en su corazón era una pesada carga que llevaba sola.

Y entonces, como si fuera una señal, un golpe en la puerta rompió el silencio, sacando a Kara de sus pensamientos y arrastrándola de regreso al momento presente. Con el ceño fruncido, se dirigió hacia la puerta, preguntándose quién podría estar buscándola a esa hora tan tardía.

Al abrir la puerta, Kara fue recibida por la visión de una figura familiar parada en el umbral de su puerta, la luz de la luna arrojaba un suave brillo sobre sus rasgos. Era Lena, su expresión ilegible, sus ojos brillando con una mezcla de incertidumbre y determinación.

"Lena", susurró Kara, su voz apenas por encima de un suspiro. "¿Qué… qué estás haciendo aquí?"

Lena dio un paso adelante, su mirada fija en la de Kara, una mirada de vulnerabilidad y resolución en sus ojos. "Kara, yo... no podía permanecer alejada por más tiempo", confesó, su voz suave pero firme. "Necesitaba verte, hablar contigo. ¿Podemos... podemos hablar?"

Hay tanto que decir que es un tema doloroso.
Tanto que cambiarías desde que naciste...


El peso de las palabras de Lena, la sinceridad de su voz, golpearon a Kara como una ola, dejándola sin aliento e insegura de cómo responder. El dolor de su corazón, el anhelo que había enterrado en lo más profundo de su alma, salió a la superficie, mezclándose con esperanza y miedo en igual medida.

Sin decir una palabra, Kara se hizo a un lado, permitiendo que Lena entrara a su apartamento, y la puerta se cerró detrás de ellas con un suave clic. Permanecieron en el espacio con poca luz, una tensión palpable flotando en el aire, un reconocimiento silencioso de las verdades no dichas que había entre ellos.

"Lena, ¿qué... qué te trajo aquí?" Preguntó Kara, su voz teñida con una mezcla de esperanza y temor. "Pensé... pensé que necesitabas espacio, que solo éramos compañeros" esas palabras dolieron en la lengua de Kara.

La mirada de Lena se suavizó, un atisbo de arrepentimiento cruzó por sus rasgos. "Kara, sé que te lastimé, que mis palabras fueron frías e implacables", comenzó con la voz teñida de emoción. "Pero no podía mantenerme alejado, no podía soportar la idea de perderte para siempre. Yo... necesitaba verte, para decirte la verdad".

La vulnerabilidad en las palabras de Lena, la cruda honestidad en su confesión, tocaron la fibra sensible de Kara, despertando emociones que durante mucho tiempo había tratado de reprimir. ¿Podría ser posible, después de todo lo que habían pasado, después de todo el dolor y la angustia, que todavía tuvieran una oportunidad de encontrar el camino de regreso el uno al otro?

Plumerias - SuperCorp (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora