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Hani, ahora con 19 años, había pasado el último año trabajando como guardaespaldas para la familia Lee, una familia rica y poderosa en el mundo de la venta de barcos.

Durante su tiempo con ellos, se había encariñado especialmente con los hijos pequeños, Jin y Mina. Los niños la veían como una hermana mayor, y Hani, con su mezcla de seriedad y humor sarcástico, se había ganado su confianza y cariño. Les había enseñado a defenderse, a ser fuertes, y en sus momentos libres, incluso se reían juntos mientras practicaban movimientos básicos de combate.

El día que su contrato llegó a su fin, Hani recibió su pago con satisfacción pero la tristeza también la invadía. El señor Lee se despidió, agradeciéndole por todo lo que había hecho por su familia.

—Nunca podré agradecerte lo suficiente, Hani. Siempre serás bienvenida en esta casa —le dijo, con un apretón de manos firme y sincero.

—Gracias a usted, aprendí mucho aquí, Señor Lee.

—¡No te vayas, Hani! —llegó el menor a rodearla abrazos y lágrimas y detrás de él iba la pequeña Mina, rogándole que no se fuera.

—Hey, no lloren o yo también lo haré —les correspondió el abrazo—. Nos volveremos a ver. ¿Ok?

Justo cuando Hani estaba a punto de partir, un estruendo ensordecedor sacudió la mansión. El suelo tembló bajo sus pies y, en un abrir y cerrar de ojos, el caos se desató. Hombres vestidos de colores brillantes y grotescos, con caras pintadas y risas dementes, irrumpieron en la propiedad. La tripulación de Buggy, el payaso, había llegado.

Con una velocidad y brutalidad desconcertantes, comenzaron a arrasar con todo a su paso, disparando cañones y lanzando explosivos que redujeron la lujosa mansión a escombros en cuestión de minutos.

Los gritos de los habitantes de la isla también resonaban en el aire, pero no había escapatoria.

—¡Niños corran! —gritaba el señor Lee.

Hani, con su instinto protector activado, corrió hacia los niños pero solo pudo encontrarlos atrapados bajo los escombros, y aunque intentó desesperadamente sacarlos, una explosión cercana la lanzó hacia atrás, dejándola aturdida y finalmente inconsciente.

Cuando recuperó el sentido, el mundo a su alrededor estaba en llamas, y los gritos de la familia Lee se desvanecieron.

—No...

Con el corazón destrozado y la rabia encendida en su pecho, Hani se levantó tambaleante. Los hombres de Buggy estaban ocupados obligando a los ciudadanos, ahora prisioneros, a formar filas. Hani, llena de furia, se lanzó hacia ellos, decidida a acabar con todos.

Los piratas maníacos y letales la rodearon. Aunque Hani luchó con todo, el número abrumador de enemigos fue demasiado para ella. Con cada movimiento, era bloqueada, hasta que finalmente, uno de los hombres de Buggy la golpeó en la cabeza, dejándola en el suelo.




































Cuando Hani despertó, se encontraba en una jaula fría y oxidada, en medio de un cuarto que parecía ser de tortura. Podía escuchar una especie de canción de circo al otro lado.

Su cuerpo estaba adolorido. Hani juraba que encontraría una manera de escapar y de hacer pagar a Buggy y sus locos seguidores por el sufrimiento que habían causado.

Se empezaron a escuchar pasos acercándose al lugar, Buggy, con su nariz roja característica y su sonrisa maniaca, avanzó hacia la jaula con pasos teatrales, disfrutando del momento.
Detrás de él, un par de sus piratas más leales lo seguían, riéndose de la situación.

—¡Ah, la gran guardaespaldas! Tu nombre se extiende por todo el océano. Toda una celebridad —exclamó Buggy, extendiendo los brazos como si fuera a presentar un acto de circo—. ¿Qué tal te trata mi humilde morada?

—¿Esto es todo lo que puedes ofrecer, payaso de segunda? —preguntó con un tono de burla—. Esperaba algo mucho más impactante de alguien con tu reputación.

Buggy soltó una carcajada exagerada, se acercó a la jaula, reduciendo la distancia entre ellos, inclinándose peligrosamente cerca, tanto que Hani podía sentir su aliento contra su piel.

—Qué linda. No todos los días tenemos una invitada tan encantadora —respondió, con una leve inclinación de su cabeza. De repente, metió sus manos a través de los barrotes de la jaula, tomándola de la mandíbula. Su mirada se volvió oscura y su sonrisa amenazante—. Cuidado con lo que dices, preciosa. No quieres saber hasta donde puedo llegar.

Hani se permitió una sonrisa irónica, sin apartar la vista de él. No mostraba miedo como el payaso esperaba, en lugar de eso, le dedicó una sonrisa que lograba jugar con la paciencia de Buggy.

—Hasta un niño puede ser más original, ponte las pilas.

—Dios, eres difícil de complacer —la soltó finalmente—. Pero no te preocupes, tengo muchas maneras de divertirme. Y te aseguro que ninguna de ellas es aburrida...

—No me vayas a decepcionar —contestó Hani, con una media sonrisa desafiante.

Buggy la observó por un momento más, evaluando sus expresiones con una chispa de interés en sus ojos.

—Para nada, el show a penas comienza —respondió con una sonrisa—. Cabaji te hará compañía mientras esperamos a los demás invitados— un hombre alto en monociclo apareció en la sala—. Disfruta de tu estancia, querida. Estoy seguro de que será... memorable.

Se giró y se marchó, pero no sin lanzar una última mirada hacia Hani.





























✨✨✨

Primer capítulo.
Espero que les guste💕

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