Adiós a la Liga de los Villanos

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-Toga!- Gritó Dabi, corriendo hacia ésta. La base estaba sumida en fuego, apenas podía ver algo, y su movilidad era bastante limitada, no solo porque los escombros le hacían difícil el camino, sino porque llevaba a su líder, quién se habían desmayado por el humo, en su espalda.

Dabi agarró a la ahora desmayada Toga de un brazo, la levantó y la puso en su hombro, y corrió hacia la salida. De sus ojos se escapaban lágrimas, tres de los que se suponía eran sus compañeros y hasta incluso amigos, habían sido tan cobardes de escapar, mientras que otros dos, de buen corazón, habían muerto intentando ayudar.

Todo fue tan rápido que ni cuenta se había dado, lo peor de todo es que él creía que era su culpa, ya que se había enojado con Spinner, haciendo que su Quirk se saliera de control. Las llamas azules habían prendido fuego su camisa, haciendo que éste se la quitára rápidamente, tirándola al suelo, y haciendo un incendio debido a que este era de madera.

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Toga abrió un ojo con dificultad, estaba rodeada por un brazo con cicatrices violetas, lo primero que vió fue a Tomura desmayado, rodeado también por un brazo muy similar. Levantó la mirada, viendo a un pelinegro con sangre cayendo de sus ojos: estaba llorando.

Toga levantó un brazo tembloroso y lo posó en la mejilla de Dabi, limpiando sus lágrimas. Éste la miró feliz y aliviado. Le contó lo que había pasado y la rubia se largó a llorar, esta vez fue el pelinegro el que le limpió las lágrimas.

-No te preocupes, Himiko, estamos juntos, nada nos va a pasar- dijo con una gran sonrisa mientras sus ojos se cristalizaban, ni él estaba seguro de sus palabras. Por mientras, a Toga le sorprendió que la llamara por su nombre.

Pasó un rato, la camiseta, recordemos que fue la causa del incendio, y se había quemado, así que Dabi solo tenía su chaqueta, la cual le dió a Tomura, ya que estaba muy desabrigado, Toga tenía su buzo y Dabi a su Quirk, el cual podía usar para calentar su cuerpo y así no tener tanto frío.





-Dabi...- Dijo Toga, despertando al azabache, -Que pasa Himiko?- volvió a llamarla por su nombre el antes mencionado, -Tengo hambre...- dijo la rubia, abrazando a Tomura, quién estaba empezando a preocupar a sus amigos, puesto que ya habían pasado como cinco horas desde el incidente y aún no despertaba.

-Claro, enseguida vuelvo- dijo el pelinegro, levantándose y dejando a Shigaraki al cuidado de la niña mosquito.

Al cabo de un rato, Dabi volvió algo rasguñado, -Aquí tienes enana- dijo tendiéndole un sándwich y una botella de agua, luego se acercó a Shigaraki, como pudo, hizo que masticara y tragara su comida, con el agua fue más fácil, pues no había que masticar. -Y tu?- preguntó la rubia. -No te preocupes por mí, yo ya comí- mintió mientras tomaba un sorbo de agua, no quería preocupar a la de menor edad, pero la verdad era que no había encontrado suficiente comida, así que se la había dado toda a sus amigos.

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Había pasado un mes, los tres seguían en la calle, y Toga era la más preocupada. Tomura seguía sin despertar, lo que era muy extraño, ya que su corazón sí latía. Por otro lado, cada que Dabi iba a buscar agua o comida volvía herido, y cuando les daba de comer decía que ya lo había hecho para que mosquito no se preocupara. Ella no era tonta, sabía que era mentira, pues su estómago rugía con fuerza, y con respecto a las heridas, también sabía que Dabi no había dejado de usar su Quirk para calentarse, pues era invierno, hacía mucho frío y él estaba todo el tiempo con el pecho al descubierto. Al estar siempre usando su Quirk, estaba muy agotado, por lo que si alguien lo atacaba no podría defenderse, Toga sabía todo eso, pero él se estaba esforzando mucho, y aunque estaba preocupada, no quería poner mal a Dabi, o que él se sintiera mal por darles menos comida, pues otra cosa que Toga sabía era que Dabi se sentía muy culpable por lo del incendio.








-Ya vuelvo, iré a buscar comida- dijo Dabi, -Ajá- dijo Toga medio adormilada. -Te dejo a cargo de Tomura- fue lo último que dijo antes de irse. Toga se había dado cuenta desde el primer día, que tras el incidente, Dabi los llamaba por su nombre, le parecía lindo que lo hiciera, así que se dijo a sí misma que cuando volviera, le preguntaría al azabache cuál era su verdadero nombre, así ella también podría llamarlo de una manera cariñosa, ya que lo quería. Mientras tanto, solo se resignó a abrazar a Shigaraki y ponerse a dormir, mientras deseaba que ambos estuvieran bien.

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Palabras: 857

Rehabilitación de VillanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora