Capítulo 1: Enemigo

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Los imperios se levantan y también caen, vivimos o morimos por tomar el trono. Solo uno quedará de pie al final de todo.

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Un grupo de seis hombres recorrieron el bosque de los susurros en búsqueda de su presa: un Zephyro; el precio por su cabeza era un número casi incontable de bolsas de oro ofrecidas por el mismo rey de Paradis, más si se lo capturaba vivo. Aunque en el caso del clan Ackerman, cazadores de criaturas por generaciones, era más una cuestión de honor y venganza que hacerse con todo el oro.

Fue a finales del invierno cuando todo aconteció, nuevamente se reportó un avistamiento de aquella criatura con forma humana después de muchos años de haberse visto por última vez, pero considerado un demonio por la aldea de los Ackerman, incluso su reputación, que lo precedía, se había expandido por todo el largo y ancho de Paradis.

Adentrarse al bosque de los susurros era prácticamente la peor idea que se le pudiese ocurrir a alguien, pero Sameer Ackerman estaba seguro de que sería aquella la noche en la que vengaría a su padre y al padre de este.

—Padre, si nos quedamos más tiempo, las cacofonías empezaran a confundirnos a todos hasta enloquecer—argumentó Levi, el hijo mayor del actual patriarca del clan.

—Las trampas que pusimos parecen haber funcionado—contradijo el hombre, desestimando por completo las palabras de su primogénito—, ese engendro no debe estar muy lejos de aquí.

Los demás hombres sostenían antorchas para iluminar el bosque y las criaturas menores y animales que dormitaban en los árboles tenían la mirada deformada por las sombras que los envolvían.

Detrás de todos ellos yacía la carreta cubierta con una lona de tela, allí se encontraban sus provisiones, pero el miedo de gran parte de esos hombres por enfrentarse a un Zephyro por primera vez, les impidió notar como esta se movía ligeramente, como si algo se encontrara debajo.

—Tal vez lo más seguro es volver a la aldea, padre—insistió Levi. Por alguna extraña razón sentía cierta inquietud, siendo que todas las anteriores veces en las que hubo cazado otras criaturas menores, nunca dudó de sí mismo—. No creo que sea buena idea dejar a mi hermana sola en casa, después de todo, dentro de dos semanas será su boda.

Sin embargo, Sameer restó importancia a sus palabras, otra vez, su sed de venganza podía llegar a nublar su juicio en ocasiones como aquella, cuando parecía encontrarse más cerca de su objetivo.

Hacía poco que lograron descubrir y destruir la cueva dónde parecía que residía aquella criatura, algo que sabía serviría para enfurecerlo y hacerlo venir directamente hasta ellos.

Sameer esperó, esperó y esperó. Hasta que el violento batir de un par de alar envolvieron la noche y eclipsaron cualquier otro sonido del bosque.

—Está aquí.—Levi se llevó una mano a las dagas que residían en las correas de cuero de su cinturón—. Eren Jaeger.

—Tengan todo listo—ordenó Sameer al resto de hombres sin quitar la mirada de la silueta que se aproximaba y descendía hasta posarse en el suelo.

Y pronto, incluso la luz de la misma luna fue apocada cuando un cuerpo macizo se sobrepuso ante esta.

—Vaya, vaya, ¿por qué tan solitos en el bosque?—La voz profunda y llena de malicia de aquel ser resonó como eco en todo el lugar—. ¿Mami nunca les dijo que cuando cae la noche es mala idea entrar al bosque?

—Cierra la boca, escoria—gruñó Levi, sin parpadear siquiera, repasando cada una de sus facciones. Un atisbo de asombro asomó en él cuando notó que seguía tal y como lo recordaba, tal vez ahora solo tenía el cabello un poco más largo.

LA DANZA DE LOS DESTINOS | EreMika AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora