Capítulo 14: Exterminio escarlata

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«Cazador de brujas»

Sí, había habido un cazador de brujas el que había rondado cerca de su aquelarre los pasados días, pero Sasha Blouse, heredera y aprendiz de la suprema matriarca del aquelarre de las hijas de la luna escarlata, no lo había detectado a tiempo o al menos hasta que fue demasiado tarde.

Aquel cazador de cabellos dorados y ojos claros, al que apenas fue capaz de oler en pleno momento de delirio y vulnerabilidad, había logrado su objetivo para el que fue contratado: días antes había conseguido averiguar que se encontrarían celebrando la Noche del Éxtasis Carmesí, un ritual muy antiguo celebrado por las brujas del aquelarre durante la noche de la luna roja para fortalecer su magia de sangre y rúnica.

Aquel ritual se llevó a cabo en un claro escondido en lo profundo del bosque de los susurros, en dónde erigieron un altar de piedra marcado por runas antiguas, mientras que un círculo rúnico hecho de una mezcla de sangre y cenizas lo rodeaba, funcionando como un catalizador para invocar los espíritus de sus ancestros.

Previamente, la tía abuela de Sasha como última vez que presidiría el ritual para darle paso a su nieta, se encargó de recolectar la sangre de animales y la de un hombre capturado por haberse acercado demasiado a sus dominios un mes antes; luego, la vertió en el cuenco ceremonial y colocó en el altar de piedra, un claro símbolo de un sacrificio para aumentar sus energías.

Por último, todas las brujas quemaron hierbas y resinas especiales en braseros alrededor del altar, permitiendo que el humo desprendido se liberara hacia el cielo y hacia ellas. Un humo con propiedades alucinógenas, causando que sus sentidos se distorsionaran: su vista, oído, olfato y tacto se entremezclaron, guiándolas hacia un estado de completo éxtasis que las llevó a experimentar visiones y sensaciones poderosas, pero también confusas.

Aquello duraría hasta el final de la luna roja en el cielo, cuando llegara el amanecer, pero todo fue abruptamente interrumpido cuando un ejército de hombres con armas en mano y preparados para una batalla que, ellas desconocían, las atacaron.

—¡Dispérsense, traten de ocultarse!—Había gritado Sasha, quien aún parecía conservar parte de su claridad mental en medio de la densidad del humo.

—¡Sasha, debes huir de aquí!—Oyó la voz de su tía abuela en medio de una marea creciente de gritos y alaridos, pero esa fue la última vez que la escuchó.

Todo había estado cuidadosamente planeado y Sasha supo entonces que se debía a aquel cazador, porque fue lo bastante presuntuoso de no haberse marchado a tiempo cuando su trabajo estuvo hecho y el ejército del rey hizo su movimiento, su ataque sorpresa.

Sin embargo, ella apenas logró escapar, pero sus sentidos se nublaron tanto en algún punto del bosque mientras se encontraba siguiendo a su búho nival.

En su estado de semi inconsciencia posterior, solo notó como alguien la tenía cargada en brazos mientras corría de forma torpe, pero efectiva para llevarla a buen resguardo.

—No se preocupe, mi señora, ahora se encuentra a salvo—le dijo una voz masculina y me medio de la visión borrosa que tenía, solo fue capaz de observar un par de ojos dorados que creyó haber visto en algún lugar antes.

Finalmente, la negrura la tragó nuevamente, pero poco a poco en su sangre empezó a bullir la sed de venganza, porque algo muy dentro de ella le gritó con aflicción que había sido la única sobreviviente de su aquelarre.

Finalmente, la negrura la tragó nuevamente, pero poco a poco en su sangre empezó a bullir la sed de venganza, porque algo muy dentro de ella le gritó con aflicción que había sido la única sobreviviente de su aquelarre

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