Parlare.

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Rico ingresó a la oficina de la Doctora Zoe ubicada en los adentros del laboratorio, caminó con cuidado tratando de no pisar algún documento de carácter importante para la investigación, su amiga tenía un severo problema con el orden.

—Hange, lo que no necesites deberías tirarlo...—

—Oh no, todo es importante solo que esta... por ahí.—

Mencionó sin apartar la vista de su computadora haciendo un ademán de calma total; parecía demasiado enfocada en su trabajo. 

—¿Cómo sabes dónde esta todo entre todo este desastre? Sin ofender, claro.—

—A veces me lleva un poco de tiempo encontrar lo que necesito pero de que esta ahí, esta ahí.—

Le respondió entre risas mientras Rico levantaba algunas carpetas y papeles del suelo poniéndolas sobre el escritorio, una vez que terminó se sentó frente a ella. 

—¿Te has enterado del ataque al colegio Laude Sina?—

—No del todo, vi vagamente las noticias esta mañana, ayer oí pasar muchas patrullas de la policía militar y ambulancias aunque no había comprendido la magnitud de lo sucedido.—

—Entonces al igual que yo ¿crees que sea un ''acto terrorista de la mafia''?—

Mencionó la última parte casi en susurro, a Hange le pareció curioso el como hablaba específicamente de ese tema con mucha cautela, suponía que hasta en países de primer mundo el crimen organizado tiene en sus manos a la población. 

—No estoy segura Rico, no conozco mucho del tema, pero si aseguro que son criminales despiadados al atacar una institución educativa; eso me recuerda que conocí a una joven de ese colegio, fue atacada por delincuentes de poca monta, aunque ahora veo que escapó de algo mucho mayor.—

—¿Estableciste una conversación con una estudiante de Laude Sina?—

—No solo eso, le ayudé a defenderse de esos asaltantes, la estaban atacando no podía irme y fingir que no pasó nada Rico.—

—¿A cuanto peligro no te expones Hange? No me digas que hay más...—

Mencionó esto último al ver un cambio en la expresión de la castaña.

—La hirieron así que igual le brindé ayuda y... conocí a su hermano mayor...—

La cara de Rico pasó de ser una preocupada a una de sospecha.  

—¿Acaso él te gustó?—

—¡No!, es un imbécil, me habló como si fuese uno de sus lacayos y encima se ofreció a pagarme mis servicios como médico, es decir, lo hice por ayudarla, pero es un idiota que pareciera no oír razones.—

—Pero te pidió tu número ¿No es así?—

—Fue demasiado insistente en que estaba en deuda conmigo, solo eso, seguramente llamará algún empleado y me pagará, es todo.—

—Si, es muy posible, aunque deberías tener cuidado al relacionarte con esa clase de personas, sobre todo esos hombres de dinero no son de fiar.—

La castaña la miro confundida. 

—Dios, ¿No sabías que es un colegio para familias de élite? Sé que eres extranjera pero deberías salir un poco más o intentar ponerte al día, no puedes pasar todo el tiempo dentro de este laboratorio.—

Pensándolo con detenimiento el uniforme de Isabel no parecía de baja calidad, tampoco el traje  de aquel hombre de ojos azul platinado... quizá eran solo una familia acomodada, nada demasiado extravagante como lo pintaba Rico, ya que si poseían tanto dinero no había necesidad de enseñarle a su hermana a defenderse por si sola, o el que se haya escapado por su cuenta cuando debería tener alguien que la cuide ¿no es así?; entre más lo pensaba más preguntas surgían sobre esos misteriosos hermanos. 

CacciatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora