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La voz agitada pero pequeña de Beomgyu reflejaba el pánico. El color se escurría de manera súbita de su cara, su blanquecina piel tornándose aún más pálida. Observaba el espacio vacío en el que antes se hallaba su mejor amigo como si ahora se tratase de su fantasma.
─¿Dónde está Soobin?─ Habló el rubio con su voz diminuta, y Taehyun se sintió mal por no tener una respuesta. Se suponía que él era el inteligente, el protector que evitaba que el grupo se metiera en problemas con su intelecto, pero esta vez no cumplió su función. Por lo que él sabía, el mayor podría haberse ido del colegio o haberse escondido para hacerles una broma; o en el peor de los casos, estar ahogado en el fondo de la piscina. Aunque era una idea tonta, no descartó la posibilidad de que una piscina de un metro y medio de profundidad pudiera ahogar a un adolescente de casi dos metros de altura.
Los dos últimos miembros del grupo detuvieron su actividad para mirar hacia el espacio vacío, como si hubieran sido electrocutados. Taehyun tragó saliva, buscando una explicación, una excusa, lo que fuera para aliviar el desasosiego del grupo.
─Quizás habrá ido al baño...─ Murmuró con incertidumbre. Aunque también estaba asustado, tal vez más que el resto, era necesario mantener la compostura, ya que si él no lo hacía, ¿quién más lo haría? Desgraciadamente, el grupo no parecía mucho más aliviado con la poco clara explicación, haciéndole sentirse aún peor.
Uno por uno, comenzaron a salir de la piscina con urgencia, gritando el nombre del desaparecido como un mantra. Aún empapados, descalzos y helados, se pasearon por los alrededores de la piscina, buscando alguna pista que les pudiera llevar a su paradero. Sin éxito, Beomgyu suspiró exasperado, pasando sus delgados dígitos a través de sus cabellos mojados.
─T-Tiene que haberse metido en alguna parte de esta estúpida escuela─ Gruñó con desesperación, ganando la atención del resto.
─Sus cosas siguen aquí, así que no debe estar muy lejos─ Kai señaló a la pila de ropa tirada descuidadamente junto su mochila y sus zapatillas. Todos suspiraron, analizando sus alrededores en busca del joven. Yeonjun fue el primero en salir del lugar, sus ojos recorriendo la extensión de los solitarios pasillos. Pronto, el resto se unieron a él y corrieron por los pasillos gritando su nombre, sin señales del castaño.
─Chicos, si no nos separamos, no le vamos a encontrar nunca─ Suspiró el rubio cansado.
─¿Y perderos a vosotros también? ¡De ninguna manera!─ Protestó el peliazul, extendiendo ambas manos hacia sus espaldas para alcanzar las manos de los dos menores del grupo.
─Yeonjun, si vamos los cinco a la vez, ¡nos podremos pasar toda la noche aquí metidos hasta encontrarle!─.
─¡No voy a arriesgarme, Beomgyu! Bajamos la guardia y perdimos a Soobin, no cometeremos el mismo error─ Ordenó el mayor, comenzando a caminar de nuevo, arrastrando a sus amigos con él.
