⌛ ❛La realidad es simplemente una ilusión. Cuanto más real te vuelves, más irreal se vuelve el mundo.❜
La desaparición de cinco jóvenes estudiantes en Corea del Sur fue la noticia más escuchada en el año 2015. El peculiar e intrigante caso logró des...
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Su cuerpo impactó con el rígido pavimento de nuevo, provocando un dolor agudo pero familiar. Temblaba como un frágil pétalo con la brisa nocturna y casi podía notar como se formaban nuevos moratones en su piel a causa del impacto. Perdió la percepción del tiempo conforme recibía golpe tras golpe; a pesar de aquello, al analizar sus ropas ensangrentadas, su cabello desordenado y su ojo amoratado, pudo deducir que ya llevaban un buen rato.
Mantuvo la cabeza baja mientras escuchaba las carcajadas de los oponentes sobre él. Antes de que pudiera recoger el coraje para enfrentarles de nuevo, uno de ellos le agarró fuertemente de sus mechones plateados y le forzó a levantar la cabeza para así sostenerle la mirada. La mirada del contrario era arrogante, como la de alguien tan consumido por su superioridad y poder que disfruta comportándose con altivez.
No había cosa en el mundo que le hiciera sentir peor que aquello, pero a la vez, sabía que no estaba en posición de actuar. No había nada que un hijo de comerciantes minoristas podía hacer en contra de los futuros herederos de grandes chaebols. Sus puños se apretaron fuertemente ante el pensamiento, sus nudillos adoptaron un tono blanco. Se agachó hasta llegar a su nivel y notó su estómago revolver con repulsión cuando este le dedicó una sonrisa con suficiencia.
─¿Realmente creíste que después de cambiarte de escuela estabas a salvo, Beomgyu-ya?─ Habló con una entonación falsa y el mencionado tragó el reflujo de su estómago revuelto. Tenía razón; pensó que la situación no se repetiría si simplemente cambiaba de ambiente y olvidaba su pasado, pero no era tan simple, nunca lo fue.
El chico se mofó antes de soltar el agarré en su cabello bruscamente, cayendo de nuevo al suelo. Se levantó de dónde estaba agachado, riéndose con sus cómplices de su circunstancia como si se tratara de la situación más cómica en la que podría encontrarse.
Cuando volvió a observarlo, el rubio juró ver como la furia se acumulaba en su cuerpo antes de descargarla contra él en forma de una potente patada contra su pecho, sus acompañantes imitando su acción y golpeando repetidamente su frágil figura. Para cuando se dieron por satisfechos, el rubio estaba cubierto de severos hematomas y respiraba con dificultad.
Si una cosa pudo aprender de aquellas situaciones, era que derramar sus lágrimas era el detonante de sus agresores y que solo le llevaría a recibir más. Por lo tanto, utilizó sus últimas fuerzas para contener sus lágrimas, recogiendo su labio inferior entre sus dientes para evitar sollozar en voz alta. El jóven murmuró un insulto por lo bajo antes de sacar una cajeta de tabaco del bolsillo de su pantalón uniformado y extraer un cigarrillo de su interior. Lo prendió para seguidamente inhalar una larga calada, exhalando el humo en su dañado rostro.
─¿Has hecho amigos?─ preguntó repentinamente en modo de burla. El chico rió al no recibir una respuesta. ─No me mientas, Beomgyu-ssi─ Dijo con un falso puchero en sus labios antes de inhalar nuevamente el humo de su cigarrillo, lo que provocó que el mencionado inclinara su cabeza antes de recibir otra vez la nube de humo.
─Escuché que últimamente se está juntando con Choi Yeonjun y los suyos. Aish, ese imbécil... Realmente nunca aprendió su lección─ Uno de sus cómplices comentó sin darle mucha importance. Ante la mención de su nombre, Beomgyu alzó la mirada con miedo reflejado en su cara. ─Joder, ese idiota no sabe con quién le conviene juntarse— Contestó el agresor, de nuevo riendo con superioridad.
─No-no le hagáis daño...─ Musitó, su voz rasposa y entrecortada. Se apoyó en las rodillas y anticipó una respuesta violenta, pero no recibió ningún impacto. El joven, el cual no le estaba prestando atención hasta el momento, tatareó con curiosidad.
─¿Qué dices, Beomgyu-ssi?─ Cuestionó con burla. El rubio tragó saliva.
─No le hagáis daño. Si os queréis desahogar, hacedlo conmigo. Pero, por favor, no vayáis a por él ni a por ninguno de ellos.─ Suplicó débilmente, observando como los oponentes reían incrédulos ante su valor. Como pudo deducir, recibió un fuerte golpe en su cachete.
─Pues claro que nos vamos a desahogar contigo, perra─ Insultó. A pesar del dolor en su cuerpo, Beomgyu no pudo evitar sentirse aliviado ante la dudosa confirmación . ─Diviértete con esos perdedores, imbécil─ Se burló entre risas. Se acercó para apagar la colilla de su cigarro en el delgado brazo del rubio, quien se encogió de dolor, antes de marchar con sus cómplices.
Observó la quemadura circular en su piel, siseando una vez que perdió a los chicos de vista. Se levantó de la posición en la que estaba arrodillado, sus músculos complicando su movimiento. Con la escasa energía que tenía, se arrastró por las solitarias vías hasta finalmente, llegar a su domicilio después de mucho esfuerzo. Giró las llaves en el cerrajero de la puerta y deseó que sus padres no hubieran escuchado el sonido. Una vez en el interior, arrojó su mochila sobre su cama antes de también permitir que su cuerpo cayera sobre ella.
Al despertar a la mañana siguiente, optó por darse un baño, sintiéndose sucio y pegajoso por la mezcla de sangre, sudor y lágrimas sobre su tez. Entró al cuarto de baño y comenzó a descartar sus prendas como habitualmente hasta que se topó con su propio reflejo en el espejo.
Una paleta de tonos oscuros pintaba su piel blanquecina, cada marca con una historia que siempre tenía el mismo desenlace. Escocían con un ligero roce, ya que se trataban de heridas recientes. Dejó de intentar curarlas, lo veía un acto innecesario a sus ojos, ya que las lesiones nuevas pronto reemplazarán a las antiguas.
Por mucho que los moratones podían desaparecer sin dejar rastro en su piel, el sentimiento relacionado con ellos nunca se iría. Seguiría encontrando repugnante su propio reflejo en el espejo, seguiría escondiendo su cuerpo de los demás, y seguiría recibiendo más hasta volver a recubrir toda la superficie de su piel.
¿Cómo reaccionarían sus amigos si lo vieran de esa manera? Su mente se llenaba de miles de escenarios. ¿Si observaran su cuerpo una vez, recibiría miradas de desagrado? ¿Después de averiguar la verdad, desearían seguir siendo sus amigos? Entre aquellos escenarios, el recuerdo de Soobin no pudo evitar hacer su presencia. En el breve tiempo que pasó en la escuela, él y el mayor lograron establecer una relación muy cercana entre ellos, o al menos eso quiso creer.
¿Qué pensaría él? ¿Le encontraría repulsivo como el resto lo hacen?
Aquellos pensamientos provocaron que una lágrima solitaria cayera por su mejilla, dejando su rastro tras ella. La secó rápidamente con el dorso de su mano, pero las lágrimas continuaban cayendo pese a aquello. Fuertes sollozos escapaban de sus labios agrietados, los cuales trató de sofocar presionando su mano sobre sus labios, evitando que el fuerte sonido escapara.
Mordió su labio inferior, saboreando el gusto metálico de su sangre de nuevo. Lejos de sentir pesar o tristeza, sus lágrimas estaban cargadas de rabia. Rabia por no poder protegerse, por dejarse pisotear. Pero, sobre todo, por saber que nadie lo ayudará y que la situación continuará sucediendo. Despegó sus ojos de su reflejo después de lo que parecieron años y finalmente aseó su cuerpo, viendo la suciedad desaparecer por el desagüe.
Una vez limpio, rebuscó el estuche amplio entre los cajones del tocador y suspiró de alivio al encontrarlo en el mismo lugar donde lo dejó. Abrió la cremallera y agarró el objeto que sobresalía sobre los demás. Con su falta de experiencia en maquillaje, extendió el líquido semifluido sobre las marcas visibles de su rostro. Por suerte para él, el producto logró disimular los grandes hematomas y ojeras de manera que no atraerían tanta atención del público.
Su uniforme cubrió el resto de las heridas en la extensión de su cuerpo, así que no tuvo que preocuparse más por su aspecto antes de coger su mochila y abandonar su hogar para volver a asistir al colegio como si nada hubiese sucedido la noche anterior.