⌛ ❛La realidad es simplemente una ilusión. Cuanto más real te vuelves, más irreal se vuelve el mundo.❜
La desaparición de cinco jóvenes estudiantes en Corea del Sur fue la noticia más escuchada en el año 2015. El peculiar e intrigante caso logró des...
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El eco de las gotas de agua chocando contra la suave piel de su rostro y cayendo directamente al lavabo, retumbaba por las paredes azulejeadas de aquel aseo. El contraste de temperatura entre su cálida tez y el gélido líquido desanublando su mente como si de una fuerte marea se tratara.
Levantando su ahora cara mojada, examinó atentamente su reflejo en el espejo en frente de él, su mirada recorriendo cada gota que descendía desde los mechones oscuros que tapaban su frente hasta su mentón. Intentó calmarse a sí mismo tomando respiros profundos, concentrándose en el movimiento de su pecho al inhalar y exhalar de manera agitada.
"Es solo una pesadilla, Kai. No es real" susurró para sí mismo repetidas veces hasta que su respiración volvió a la normalidad. Después de secarse con una toalla del tocador, se fue camino a la cocina, sus pasos pesados resonando por todo el silencioso pasillo de su hogar. Mientras sorbía un vaso de agua fresca, observó la hora en el viejo reloj analógico colgando de la pared: las 5:54 de la madrugada, quizás un poco pronto para empezar a alistarse. Pero visto a que no tenía nada más que hacer, Kai consideró que era la mejor opción.
Con un último ajuste de corbata, colgó la mochila en sus hombros y giró la manija de la puerta principal. El aire primaveral: templado y húmedo, llenó sus sentidos tan solo dar un paso al exterior. Caminando por las silenciosas y solitarias calles de la barriada en la que vivía, el amanecer se asomaba tímidamente entre las nubes.
Cuando estaba cerca de su destino, se sobresaltó al sentir su cabello siendo desordenado por una mano ajena, pero al ver aquel rostro familiar, se sintió aliviado. el chico miró sorprendido el comportamiento de este.
—¿Por qué te asustaste tanto? ¿Te está persiguiendo alguien?— Cuestionó repentinamente, preocupado, girándose hacia atrás para vigilar sus espaldas, a lo que Kai rio.
─No, perdón, Soobin. No te había visto—Explicó rápidamente entre risas, tirando de la tela en la manga de su chaqueta de traje para que mirara al frente de nuevo. Después de aquel pequeño incidente, los dos amigos fácilmente empezaron a charlar de cosas varias mientras se acercaban a la institución.
Kai disfrutaba de hablar con Soobin; las respuestas del último examen, el nuevo videojuego al que están enganchados, sus planes para un futuro próximo u algún que otro interés romántico eran solo algunos de los miles de temas sobre los que conversaban a diario. Podría pasar horas escuchando su voz profunda y riéndose a carcajadas cada vez que contaba un chiste malo.
Al llegar al destino, el día transcurrió con normalidad: clases en las que realmente no presta mucha atención de las que luego se esforzará por recordar, bolígrafos y lápices siendo cruelmente mordisqueados a causa del aburrimiento, susurros y murmullos que hacían de música ambiental en el aula y gritos de los profesores que no estaban muy contentos con ello.
El siguiente timbre anunció a los alumnos el final de la clase y el principio del tan esperado recreo. Con una nueva felicidad en el cuerpo, Kai empacó sus cosas rápidamente con intención de salir cuanto antes. Caminaba por los abarrotados pasillos hasta llegar al espacio recreativo donde, después de tantas horas estudiando, podría tener su merecido descanso. Su mirada se iluminó cuando se posó sobre aquellos dos chicos que le saludaban sonrientes, pero su expresión rápidamente cambió al darse cuenta de que usualmente eran tres. Se acercó a paso ligero, su mochila rebotando contra su zona lumbar repetidamente, con una sola pregunta en mente.
─¿Dónde está Yeonjun?─ Los dos alumnos se miraron mutuamente, encogiendo los hombros.
─No le vi salir de su clase─ Respondió el más bajo, mirando a su alrededor y buscándole con la mirada.
─Ya vendrá, sabéis cómo es─ Habló Soobin con dejadez, metiendo las manos en sus bolsillos.
Como si hubiera escuchado su llamada, el mencionado apareció y se aproximaba al grupo mientras conversaba con otro estudiante que no lograba reconocer. El peli azul saludó a todos sus amigos en aquel grupo para luego girar la mirada al chico que ahora parecía estar más tenso que antes.
─Chicos, este es el nuevo, Beomgyu. Me cayó muy bien, pensé que podría unirse a nosotros─ El alumno solo tragó saliva al notar que toda la atención estaba puesta en él ahora.
─Hola... Soy Beomgyu, bueno, ya lo dijo Yeonjun, pero... Es mi primer día aquí, espero que podamos ser buenos amigos─ Se presentó con una sonrisa tímida. Los tres amigos sonrieron con cierta ternura al ver su nerviosismo.
─Ey~, no tienes por qué estar nervioso─ Habló en moreno intentando relajar el ambiente. ─Yo soy Soobin, ellos son Taehyun y Kai─ Señaló a sus dos compañeros mientras nombraba sus respectivos nombres. El nuevo, ahora un poco más relajado, sonrió abiertamente.
Beomgyu era muy lindo, esa fue la primera impresión que tuvo Kai sobre él. Sus ojos grandes y expresivos merodeaban curiosamente por todo el espacio. Sus facciones, a pesar de ser marcadas, eran suaves, casi femeninas. Llevaba una dulce sonrisa puesta en su rostro, la cual le parecía encantadora, y su pelo lacio lucía brillante y saludable pese a ser teñido de un rubio-platino que le favorecía bastante. A simple vista, parecía delicado y algo frágil para ser de tal alta estatura.
Pero todas las ideas que tenía sobre él se desvanecieron en cuanto cogió más confianza y empezó a interactuar más con el grupo. Realmente, era un chico enérgico y juguetón, algo que definitivamente no se esperaba, pero pudo hacer muy buenas migas con él gracias a sus gustos e ideas similares.
Le recordó a la primera vez que conoció a Yeonjun; el chico de cabellos azules, a pesar de ser mayor que todos ellos, se mostraba como si fuera el más menor por su incesante picardía y extrovertida personalidad. No que le molestaba, es más, admiraba a aquellas personas que, como sus amigos, tienen facilidad para mostrarse cómo son auténticamente, ya que, al menos a su punto de vista, requiere mucho esfuerzo y valor llegar a ese punto.
Taehyun era todo lo contrario. Su actitud reservada y aspecto intimidante contrastaban mucho con el resto del grupo. Los estudiantes ajenos pensarían que no pinta nada con ellos, pero realmente es el que los une. Era la única neurona funcional que previene que se metan en problemas o tomen decisiones tontas. Su coraza exterior solo protege al chico agradable y tierno que realmente es. Después de pasar tanto tiempo juntos, tanto Kai como el resto conocen perfectamente cuál es su verdadera personalidad y no se dejan intimidar por lo que aparenta ser.
Volviendo a casa una vez acabada la jornada escolar, Kai no podía evitar pensar en lo mucho que aprecia a sus amistades. Sabía que no era fácil congeniar con personas en un país completamente distinto al que se ha criado, y más considerando que no llevaba mucho tiempo en aquel pequeño distrito y que aún no era un experto en el idioma. Aun así, logró rodearse de gente que no se burlan de él por su acento, ni se ríen de su nariz "diferente", ni su cabello naturalmente ondulado.
Se sentía agradecido con el universo por alinear las cinco estrellas y unirlas en un mismo lugar para que se encontraran mutuamente, cinco estrellas que acabarían siendo simples estudiantes de la secundaria.
Está bien, tal vez lo de las estrellas puede haber sido una metáfora, pero su grupo existía de verdad, era real, y eso es todo lo que necesitaba saber para su total tranquilidad.