Visita

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Odiaba despertar por las mañanas y ver que aún no llegábamos a las vacaciones. Era una sensación de desánimo que se repetía todos los días. Ahora que lo pienso, ¿qué sentido tenía? No es como si mis días libres fueran emocionantes o muy divertidos. Al menos no algo tan divertido como estar con...ella...

Es sábado, una mañana fría y gris. La luz del sol es inexistente, oculta detrás de densas nubes que parecen anunciar una tormenta. El reloj de mi mesita de noche marca las 7. Demasiado temprano. Podría dormir un poco más. Sin embargo, hoy es un día especial.

Al menos, para mí lo es. Ayer, Takagi confirmó su visita a mi casa. No puedo evitar estar nervioso y emocionado al mismo tiempo por su presencia. El hecho de tenerla pronto aquí me llena de un cosquilleo incómodo y agradable.

Aunque conociéndome, seguro lo arruinaré en algún momento. Todo por su culpa. Ella es la responsable de estos sentimientos y...me gusta que lo sea.

Es curioso cómo puedo expresar todo esto en mis pensamientos con tanta facilidad. Pero en el mundo real, lo único que me delata es mi rostro sonrojado, que ahora mismo está presionado contra la almohada de mi cama. Me pregunto si soy un rarito por hacer esto. Este tipo de escenas suelen ocurrir en los mangas, pero generalmente es la chica quien actúa así, ¿no?

Me pregunto si Takagi tiene momentos como estos a solas, si ella también se siente nerviosa y emocionada al pensar en mí... ¿Estoy asumiendo que ella tiene estas reacciones después de pasar el rato conmigo? ¿Es posible que yo tenga algún efecto en ella?

Suficiente de sueños por hoy. No debería dejar que mis pensamientos divaguen tanto. Aunque, debo admitir que sería divertido imaginar a Takagi sonrojándose y dando pataditas de emoción contra su colchón mientras presiona su rostro ruborizado contra su almohada. No es como si yo lo haya hecho, en serio.

Seguía esperando por su compañía viendo las diferentes posibilidades que podrían esperarme el día de hoy ¡¿Y si se le presentó un asunto grave y por eso demora?!

Vamos Nishikata, no te alteres, nadie la obliga a llegar demasiado temprano, recién marca las 8. Supongo que bajaré a servirme algo para desayunar.

Hice un leve esfuerzo con mi cuerpo y me levanté. Me estiré sintiendo todos mis huesos crujir, listos para ponerme en marcha hacia el gran viaje a la cocina.

- Oh...

Con estos estiramientos recordé que aún no había hecho mi serie de flexiones. ¿Debería? ¿Es lo correcto cuando estoy cerca de morir?

Takagi el día de ayer me jugó una broma por el chat. ¿Eso me obligaría hoy a hacer las flexiones, no?

En fin, creo que empezaré. ¡Si muero fue por una buena causa!
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Fue una mala idea. Estoy cerca de colapsar, mis brazos están temblando, con ellos cargo el peso de mi cuerpo que, a pesar de estar hecho un desastre, el instinto que desarrollé durante todas las sesiones hasta ahora me impide rendirme. Lo haré, solo son 10.

- 1...2...3...4...5...6...7...8...9...¡10!

Con mi último aliento caí al suelo, todo sudoroso. El dolor abdominal ya era normal, mis brazos igual. La diferencia es que quizás fue muy irresponsable hacer esto estando en plena recuperación.

¿Fue una mala idea? Me senté en el suelo recuperando el aliento, pensando en lo que hice. Llevé una mano a mi abdomen para ver si notaba un cambio en todo este tiempo.

- ¿Mhm?

Estaba duro...algo marcado... ¿Será que?

En eso, el timbre sonó. La puerta. ¡Takagi! ¡No! ¡Mi madre abrirá la puerta!

Tus bromas me enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora