Los días de escuela tienen su propia rutina, pero los fines de semana siempre me dan la oportunidad de hacer cosas diferentes. Hoy, por ejemplo, decidí visitar una librería. Necesitaba algo nuevo que leer y, bueno, también estaba buscando un libro específico sobre trucos de magia. No es que quiera convertirme en un mago profesional ni nada por el estilo, pero pensé que tal vez podría aprender algunos trucos para sorprender a Takagi.
Entré en la librería, una pequeña tienda acogedora con estanterías repletas de libros desde el suelo hasta el techo. El olor a papel y tinta me recibió de inmediato, dándome una sensación de tranquilidad. Mientras caminaba por los pasillos, mis ojos recorrían los títulos, tratando de localizar la sección que más se asemejará a lo que buscaba.
Mis pensamientos divagaban mientras miraba los estantes. Me imaginaba la cara de Takagi cuando la sorprendiera con algún truco ingenioso.
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Si...ya me la imagino, quizás, solo quizás, podría darle una pequeña muestra de lo que sentía, sin que ella lo notara. Aunque, siendo Takagi, probablemente descubriría mi plan antes de que yo siquiera lo intentara.
Llegué a la sección de magia y empecé a revisar los libros. Algunos parecían demasiado complicados, mientras que otros eran para principiantes. Encontré uno que parecía interesante y lo saqué del estante, aprecie la portada y leí brevemente la presentación trasera, fue entonces que escuché una voz familiar detrás de mí sacándome de mi lectura.
- ¿Nishikata? ¿Qué haces aquí? - La voz de Takagi resonó suavemente en mis oídos, y me giré para verla parada allí, con una expresión sorprendida y divertida en su rostro -
- Ah, Takagi-san...no te esperaba aquí - respondí, sintiendo el calor subir a mis mejillas. - Solo estaba buscando un libro.
- ¿Un libro sobre trucos de magia? - preguntó, asomándose para ver lo que sostenía. Su sonrisa se ensanchó, y supe que estaba a punto de hacer una broma. - ¿Planeas hacer un truco para mí?
- Bueno, algo así - murmuré, tratando de no parecer demasiado avergonzado al ser descubierto —
Takagi sonrió aún más y levantó un libro que ella misma había estado mirando. Para mi sorpresa, era un libro de poesía romántica. Intenté ocultar mi sonrisa, pero ella lo notó de inmediato.
- ¿Así que tienes un lado romántico, Takagi-san? - pregunté, tratando de sonar casual, podría molestarla un poco con eso —
Ella se rió suavemente, sin inmutarse.
- A veces me gusta leer algo diferente. Además, la poesía puede ser muy bonita, ¿no crees?
La forma en que lo dijo, con tanta naturalidad, me hizo sentir algo extraño en el pecho. Era una sensación calurosa, casi reconfortante, y no pude evitar sonreírle de vuelta.
- Sí, supongo que tienes razón - dije, sintiendo que mis palabras no hacían justicia a lo que realmente quería decir —
Nos quedamos un momento en silencio, cada uno sosteniendo su libro, en situaciones como estas es donde deseo que la tierra me trague al no saber romper el hielo.
