Fingiendo que no me gustas

Capítulo 2

-𝐵𝓊𝑒𝓃𝒶𝓈 𝓃𝑜𝒸𝒽𝑒𝓈 𝒻𝓇𝑒𝓈𝒾𝓉𝒶-

"Cuál es tu rollo idiota?" Le dije cuando por fin mi cerebro volvió a funcionar y le di un empujón.

"Pensé que ya no querías ser la niña buena de la que tanto me han hablado." Me dijo encogiendo los hombros.

"Ya, y esta era tu manera de ayudar?" Respondí poniendo cara de frustrada cuando en realidad aún sentía el calor de sus labios carnosos sobre los míos y un cosquilleo por todo el cuerpo.

Así de bien sentía besar a alguien? Vamos que se a sentido más que bien.

"Pues si, si lo era. De nada, ya puedes tachar besar a un chico guapo de tu lista." Me dijo guiñando el ojo.

Y ahí estaba el insoportable devolviéndome a la realidad.

"Martín que soy tu hermanastra. Además que quien te a dicho a ti que yo no e besado un chico guapo antes. Estaba apunto de hacerlo adentro pero lo has tirado al piso!" Le grité tirando mis manos en el aire del disgusto.

"No pasa nada, tú ami no me gustas y esto no va a volver a pasar así que no entiendo cuál es la molestia." Encogió los hombros como si no fuera nada de el otro mundo que nos hubiéramos besado.

"No se porque intento a hablar con un idiota con media neurona en su cerebro." Trate de irme denuevo hacia la fiesta pero me agarró de el brazo . Y me da vergüenza admitirlo pero sentía chispas cada ves que me tocaba.

"Y a donde tú te crees que vas?" Me preguntó arqueando una ceja.

"Como que a donde voy? A la fiesta con mi amiga y el chico guapo con quien estaba hablando antes de que tú interviniste."

Mi cara de angelito era un completo contraste a la cara de enfadado que llevaba el puesta.

"Nada de eso te vas a la residencia. Vamos que te acompaño." Me dijo jalándome de el brazo.

"Pero que te has creído tú? Mi papá? No me voy a ningún lado contigo." Jale mi brazo hacia ataras pero no sirvió de nada.

"Que si. Vamos deja de ser tan infantil." Me dijo con un tono bien frustrado.

"Bueno ya, vale me voy contigo pero suéltame del brazo que me está doliendo." Mentí.

En cuanto mi brazo estaba libre intenté huir. Pero entre los tacones y el echo de que este chico estaba echo con cuerpo de atleta no me ayudó en nada.

Sus manos me agarraron la cintura y sin ningún aviso me cargó sobre un hombro y empezó a caminar.

"Suéltame idiota!" Grité dándole con los puño a su espalda.

El solo se reía y aunque su risa no era una cínica y la verdad contagiosa. Estaba muy enfada. No me gustaban que me tratara como una niña.

"Te e dicho que me sueltes!" Grité de nuevo frenética.

"Shhhhh" me mandó a callar antes de hacer algo impensable.

"Acaso me has pegado en las nalgas?" Pregunté casi asombrada.

"Pues si, ahora cállate y pórtate bien o no habrá postre."

No tenía que verlo para saber que estaba sonriendo satisfecho.

Pero que falta de respeto! Deja que me baje me lo voy a comer vivo !!!