«Cap 10»

58 9 58
                                    


≻───── ⋆✩⋆ ─────≺

~Siguiendo con Mystoria...~

Mystoria: Esa voz... ¿Acaso será...? ─ pensó impactado ─ ¿¡K-Krest!? ¿Eres tú de verdad? ─ preguntó sorprendido mientras se giraba

Krest: ¿¡Mystoria!? ─ respondió sin poder creerlo aún, viendo como el otro se giraba con la cara igual de pálida a él para después decirle

Mystoria: ¿D-de verdad eres t-tú...? ─ preguntó nuevamente sin poder asimilarlo

Krest: ¡Oh, por Athena! ¿Desde hace cuánto que no nos vemos? ¿La Universidad me parece?

Mystoria: E-eso creo... ─ susurró, para después agarrar al otro del brazo y decir ─ ¡Tenemos que ponernos al día! ─ exclamó con emoción

Krest: P-pero los helados...

Mystoria: ¡Al diablo con los helados, tengo que saber qué ha sido de tu vida en estos últimos años!

Dicho esto empezó a correr mientras seguía tomando del brazo al Krest, el cual trataba de seguirle el paso torpemente. Además, también estaba preocupado por los helados, pobre vendedor, seguramente se quedó esperando...

Luego de unos minutos, llegaron a una banca en donde se encontraban Écarlate y Aiacos, los cuales los miraron con sorpresa y algo de curiosidad por saber quién era ése azabache con el cual venía Myst acompañado


Écarlate: Cariño... ¿Quién es él? ─ preguntó intentando no activar sus celos

Aiacos: Cierto, a él no lo conozco... ─ aseguró con una ceja alzada mientras veía a Krest

Mystoria: Ay, tú y tu memoria de padaria Écarlate... ¿Que acaso ya te olvidaste de Krest? ─ le preguntó al pelirrojo, el cuál negó confundido ─ Agh... Tendré que recordartelo de nuevo, y de paso contarle a Aiacos sobre él

~Continuando con los niños~

Mientras Milo hacía tremendo drama al no encontrar a la madre de Camus, éste fijó su mirada hacia el banco en donde se hallaban Écarlate y Aiacos. Allí vió que además de la madre de Milo, también estaba su mamá

Así que, se paró rápidamente y le avisó a su contrario, porque la verdad si seguía chillando por eso se le iban a reventar los tímpanos...

Camus: ¡Ya deja de llorar por eso, tonto! ¿Acaso no ves que mi madre está ahí? ─ preguntó señalando a Krest

Milo: ¿Ése de ahí es tu mamá? ─ cuestionó con sorpresa ─ oh... ¿Entonces no te dejó abandonado como yo pensé? Que alivio ─ dijo soltando un pequeño suspiro

Camus: ¿Por qué fuiste tan estúpido como para pensar eso, Milo?

Milo: Oye... Tampoco me trates así... ─ dijo algo desanimado

Camus: Ya, ya, perdón pues... Ven, mejor vamos con los demás ─ se disculpó tomándolo de la mano y llevándoselo con él, cosa que levantó un poco el ánimo de Milo ─ ¡Mamá! ─ gritó llamando la atención de los mayores

Mystoria: ¿¡Él es tu hijo!? ¡¿Tienes un hijo!? ─ le interrogó con impresión

Krest: Sí, dos de hecho, él es el menor... ─ respondió mientras veía a los dos niños acercarse ─ ¿Qué sucede, Camus?

𝑈𝑛 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆 (Camus & Milo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora