«Cap 2»

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~Siguiendo con los niños~

Milo le estaba contando todo lo que había pasado ese mismo día a su  hermano, incluyendo lo de su día en el kinder y de cuando se fue al parque con su madre. Ya iba a pasar a la parte en dónde iba a hablarle al niño de cabello turquesa, pero notó que su hermano no le estaba prestando la más mínima atención, así que lo llamó para comprobar que siguiera despierto

Milo: ¡Oye, hermano! ─ le susurró, pero no obtuvo respuesta ─ ¡Aiacoos! ─ le gritó mientras lo sacudía, pero una vez más, nadie respondió ─ Bueno, efectivamente, me dejó hablando sólo... ─ dijo desanimado

En eso, su madre entró al cuarto para asegurarse de que ambos ya estuviesen durmiendo, pero al ver a su hijo más pequeño fuera de la cama, quedó desconcertado

Mystoria: ¿Milo? ¿Qué haces despierto a ésta hora, mi amor? ─ preguntó con una ceja alzada mientras se acercaba a él

Milo: Es que le estaba contando una historia a mi hermano, pero se quedó dormido... ─ le explicó

Mystoria: Debe ser porque ya es tarde, mi cielo, es mejor que tú también te duermas. Recuerda que mañana tienes que volver a la escuela ─ le recordó

Milo: Ya lo sé... Pero Aiacos le dejó hablando solo, como si yo fuera un loco, mami

Mystoria: Tú no eres ningún loco ─ le aseguró mientras lo cargaba y lo ponía en su cama ─ Mañana le puedes contar la historia, pero por ahora descansa, ¿ok?

Milo: Sí, mami, buenas noches, te quiero

Mystoria: Buenas noches, mi niño. Ten dulces sueños ─ se despidió dejándole un tierno beso en la frente, también le dejó uno a su otro hijo de paso

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~A la mañana siguiente~

El pequeño peli azul se despertó ansioso, no era tanto por ir al kinder o contarle su historia a Aiacos, sino más bien porque tal vez ese mismo día, por la tarde, podría volver al parque y encontrarse nuevamente con aquel niño, y así al menos poder sacarle charla

Así que, se levantó rápidamente de su cama y fue a despertar a su hermano, el cual seguía durmiendo, ésto no sorprendía a nadie, todos en esa casa sabían que Aiacos era un dormilón, y él era un poco más enérgico y le costaba dormirse

Milo: ¡¡Despierta, Aiacos!! ─ Le gritó batiéndolo con mucha brusquedad ─ ¡Hoy podré hablar con ese niño!

Aiacos: ¡Ayyyy! ¡5 minutos más...! ─ le contestó molesto

Milo: ¡¡Levántate¡¡ ¡Recuerda que hoy nos toca colegio! ─ Le recordó aún gritando mientras el otro, de mala gana, se paró de la cama

𝑈𝑛 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆 (Camus & Milo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora