Capítulo 4

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La noción del tiempo se había vuelto poco importante. Sinceramente, Byul-yi no sabía cuánto tiempo llevaba en aquel lugar, si meses o años, pero eso no era algo que le preocupase.

Lo que siempre le alteraba era la revisión diaria, cuando todo el mundo tenía que formarse en filas y los soldados debían ver si tenían heridas o incluso cortarlos y ver si sanaban. Byul-yi sabía que, a pesar de que su monstruo se encargaba de alguna forma al respecto, siempre se sentía aterrada de que pudiera ser descubierto.

Había hablado con Chan-young un par de veces desde su llegada y, a decir verdad, él tampoco entendía cómo era que ella podía hacer eso. Sin embargo, tenía claro que nunca iba a revelar su verdadera identidad, ya que para él ella no era un monstruo malo.

Su promesa de proteger también a Eun-yoo había sido rota, desde que la muchacha mató al esposo de la Jefa Ji se había distanciado de todos, incluida Byul-yi, evitandola en toda parte que la viera.

Byul-yi todavía estaba caminando para formar parte de la revisión diaria cuando pudo escuchar la voz de su niño, Yeong-su, pidiéndole a alguien a gritos que le devolviera algo. Apuró el paso hasta llegar y pudo ver a un soldado tratando a su pequeño con rudeza. Le tomaba la muñeca con fuerza. Byul-yi se acercó rápidamente, apartando al pequeño del soldado.

—¿Y esa cicatriz? —preguntó el soldado, señalando una marca en la muñeca de Yeong-su— podría ser un problema.

Sacó una navaja y estuvo a punto de cortarlo, pero la mano de Byul-yi se interpuso, cortándose la palma de la mano en el proceso. Había sido un movimiento involuntario, pero hizo que su interior se estremeciera ligeramente. Con fuerza, le arrebató la navaja al soldado.

—Lo haré yo —dijo, tomando suavemente la mano de su niño y haciéndole un corte— ¿lo ves, imbécil? espero que estés contento ahora.

Le devolvió la navaja de forma rápida, haciendo que la punta de esta estuviera cerca del estómago del soldado. El soldado dio un respingo antes de quitársela.

—Gracias, mamá —sonrió Yeong-su.

Byul-yi sacó una curita de su bolsillo y se la puso a Yeong-su en la herida. Mientras lo hacía, no dejaba de ser observada por Chan-young y el resto de gente.

Byul-yi se sentía extraña; su cabeza palpitaba intensamente y muchas voces internas le hablaban, todas al mismo tiempo

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Byul-yi se sentía extraña; su cabeza palpitaba intensamente y muchas voces internas le hablaban, todas al mismo tiempo. Sintió que iba a perder el control de su monstruo, así que decidió apartarse de todo mundo y se fue a una parte alejada del refugio. Sus manos temblaban mientras se sostenía la cabeza, tratando de calmar el torbellino de pensamientos y sensaciones que la invadían.

—¿Qué pasa? —preguntó en voz alta, esperando una respuesta de su yo maligna.

Pero ahora solo escuchaba gruñidos y risas siniestras, como si varias criaturas se burlaran de su debilidad. Se agachó, cerrando los ojos con fuerza mientras su respiración se aceleraba. El pánico la embargaba, sintiendo que cada segundo estaba más cerca de perderse a sí misma.

𝗙𝗔𝗡𝗧𝗔𝗦Í𝗔 ||Sweet Home||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora