Capítulo 5

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—No podremos contactar a Young-seok porque la explosión fue muy fuerte y la radio no va a llegar hasta el estadio.

—Oye, ¿puedes manejar más rápido? tengo que ver si mi niño está bien —dijo Byul-yi, inquieta.

—No te preocupes, debe haber sido una mina de la parte exterior —respondió el sargento.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Es lo único que podría hacer un ruido tan fuerte.

—Aun así, aprieta ese acelerador, Seok-chan.

Byul-yi se agarró las manos, tronándose los dedos de la ansiedad. Si algo le había pasado a Yeong-su, no se lo perdonaría. Primero su hermana y ahora él. Preferiría morir antes que ver a otro niño sufrir.

—Dices que es tu niño ¿es tu hijo?

—No, no es mi hijo, pero me dice mamá. Lo he cuidado desde que... empezó todo esto.

—¿Y él no se asusta al saber que eres un monstruo?

Byul-yi se puso una mano en el corazón, fingiendo que le había dolido ser llamada monstruo.

—Prefiero el término "neohumana". Yo lo inventé. Pero respondiendo a tu pregunta, no. Le tiene más miedo a ustedes que a mí.

Se quedaron en silencio y el sargento comenzó a hablar solo. Después, Seok-chan dio vuelta, alejándose del estadio.

—¿Qué estás haciendo? —frunció el ceño.

—Hay monstruos que van al estadio.

—¿Y entonces van a escapar?

—Vamos —corrigió.

—Yo no necesito escapar como ustedes. ¡Da la vuelta otra vez!

—Tú no eres quien da las órdenes aquí.

¡Ash, me hubiera escapado!

Llegaron a la estación de gasolina Samjeon, bastante alejada del estadio. Un tal Jin-ho había creado una bomba. Todos hacían algo, la mayoría custodiaba el perímetro, pero ella seguía dentro del auto, comiéndose las uñas de tanto pensar en Yeong-su.

—¿Y los monstruos? —preguntó Young-hoo, y el resto la miró.

Byul-yi cerró los ojos, permitiendo que su yo maligna se apoderara de ella.

—Ya vienen —avisó, mostrando sus ojos negros por un momento. Los soldados le apuntaron con sus armas— deberían subir antes de que lleguen.

Entonces bajaron sus armas y cada uno subió a un auto distinto. Los monstruos, grandes y de características perrunas, como los denominó ella, los perseguían. Jin-ho ya debía accionar la bomba, pero no funcionaba.

—Los monstruos interfieren, por eso no da —explicó ella, sonriendo— Seok-chan, detente.

—¿Qué?

—Detente y abre el techo.

Los soldados compartieron miradas y el sargento asintió, dándole permiso.

—Préstame esto, Young-hoo —dijo, tomando el arma del hombre antes de que este pudiera reaccionar. Se puso de pie pisando el asiento y apuntó hacia la bomba.

No quería hacerlo, pero quería proteger a Yeong-su de todo peligro, y si esos monstruos iban para el refugio, significaba que debía matarlos.

—Apaga el motor —indicó, y Seok-chan hizo lo pedido.

—Ay, nunca había usado un arma —susurró emocionada, enfocándose en su objetivo.

Accionó el gatillo y la bomba explotó.

𝗙𝗔𝗡𝗧𝗔𝗦Í𝗔 ||Sweet Home||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora