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||Sueño||

BOSTEZABA ABURRIDA, DEJÓ CAER SU CABEZA en el respaldo del sillón con aburrimiento

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BOSTEZABA ABURRIDA, DEJÓ CAER SU CABEZA en el respaldo del sillón con aburrimiento. No tenía ni idea de a dónde se habían ido Jacob y Bella, la había dejado en casa de Sam y se habían desaparecido. Estaba molesta con Bella ya que le había marcado varias veces, sin embargo esta le colgaba descaradamente.

—Maldita.— la maldijo en susurro colgando de nuevo la llamada no correspondida, cerró sus ojos y suspiró enojada. Sus ojos se clavaron en la puerta cuando llamaron a esta.— Seguramente son esos dos idiotas.— se levantó al escuchar como tocaban nuevamente— Voy a matarte, Black, cabeza de...— cerró la boca obligándose a callar al ver a Embry mirándola sonriente.

—Hola, pececito— saludó.

—Embry ¿Qué haces acá?— lo abrazo aspirando el aroma que desprendía su lobo, le encantaba.

—Jacob me llamo, me dijo en dónde estabas y que viniera por ti—

—Claro ese infeliz— lo miró de pies a cabeza dándose cuenta que iba vestido; tenía una bermuda café y una musculosa del mismo color.

—Hoy haremos una fogata, voy a llevarte  allá, seguramente te encantará. Los mayores contarán historias de la tribu y habrá comida— sonrió— Pero será en la noche, aún faltan unas horas por lo que iremos a mi casa para que conozcas a mi madre.—

—Entonces no hay tiempo que perder— Cerró la puerta de la casa Uley, entrelazó sus dedos con los del moreno para después caminar.

Embry había ido en el coche de su mamá por ella, le abrió la puerta a lo que la sirena agradeció y subió al asiento del copiloto.

No tardaron mucho en llegar por lo que supuso Aislinn; las casas en la reserva estaban más cercas de lo que uno se imagina, nada comparado con Forks.

Ambos bajaron del auto. La casa era parecida a la de Sam,  parecía una cabaña, se veía acogedora, le parecía linda.

—¿Ya regresaste tan pronto, cariño?— la afeminada voz llenó sus oídos. Una señora de baja estatura salía de lo que parecía la cocina mientras limpiaba sus manos con un trapo.— Oh, no sabía que traerías a alguien— Supuso que era la madre del chico ya que tenía un gran parecido.

—Mucho gusto, soy Aislinn— se presento extendiendo su mano la cual fue correspondida gustosamente y con una gran sonrisa.

—¿De verdad eres Aislinn?— le extraño la forma en la que la miraba, incluso se atrevería a decir que la señora estaba a nada de llorar.

—Es que le he hablado mucho de ti, es muy sensible y se conmueve con la más mínima cosa— la mujer miro a su hijo molesta pero sin embargo podía notar el amor maternal que sentía por él.

𝔼ℂ𝕃𝕀ℙ𝕊𝔼 || 𝚒𝚖𝚙𝚛𝚘𝚗𝚝𝚊 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora