Fluke tomó aire y lo soltó lentamente con la esperanza de que así se disipara la neblina del cerebro que le impedía pensar. Intentaba calcular mentalmente la época y se dio cuenta al instante de que la elección del momento había sido catastrófica. No podía haber elegido un momento peor para abandonar su prudencia habitual.
¿Qué pasaría si Ohm lo había embarazado?
No quería pensar en las consecuencias de tener relaciones sexuales sin protección. Sobre todo cuanto tenía una relación bastante mala con el posible padre. Dominó un escalofrío de miedo y se dijo que tenía que ser fuerte. Pasara lo que pasase, él no podía hacer nada para cambiarlo. Entretanto, lo mejor sería seguir adelante como si no hubiese cambiado nada.
– Por favor, llévame al hotel, llama a un taxi o haz algo – insistió con desesperación.
– Todavía no me has contado qué le has hecho a Beppe ...
– ¡No le he hecho nada! – exclamó Fluke con una furia repentina producida por el remordimiento de conciencia.
Al fin y al cabo, si Beppe Sorrentino estaba inquieto era porque él le había contado algo que lo había alterado. Había sido egoísta e irreflexivo, se había agarrado a su derecho a saber quién era su padre y ni siquiera se había planteado el coste que podía tener esa información para otros. Peor aún, Ohm era el ahijado de Beppe y Beppe no tenía ni idea de que él ya había conocido a Ohm y de que, en ese momento ... tenía una relación con él.
Sin embargo, ¿tenía una relación con él?
Hizo una mueca porque esa expresión, tener una relación, implicaba una profundidad que su encuentro no tenía. Habían tenido un encuentro sexual necio e irresponsable, nada más. No tenían una relación ni la tendrían, probablemente. ¿Qué le parecía esa certeza? La respuesta era que esa certeza le entristecía y le hería el corazón y el orgullo.
Con Ohm estaba aprendiendo, lenta y dolorosamente que era más vulnerable de lo que se había dado cuenta. Había cometido un error con él hacía dos años y, casi increíblemente, había cometido otro mayor todavía hacía nada. Era posible que Ohm jugara en el terreno del sexo, pero Fluke no jugaba con nada de lo que hacía. Tampoco era ... esporádico.
– Fluke ... – insistió Ohm con impaciencia.
Fluke se levantó para salir al recibidor.
– No puedo hablar de Beppe contigo. Lo siento, pero es así ...
– ¿Qué me ocultas?
Unos ojos oscuros con un brillo de recelo se clavaron en el rostro de Fluke, que levantó la barbilla.
– La gente tiene secretos, Ohm. Secretos que no quieren contar. Sacarlos a la luz no es siempre lo acertado – intentó razonar.
– Beppe no tiene secretos, no es ese tipo de hombre – replicó Ohm con firmeza. – Entonces, si no estás juzgando, estás predicando. ¿Tan perfecto eres?
– No, sé que no soy perfecto, ni mucho menos, y no estaba predicando. Solo estoy diciendo en voz alta lo que pienso. En este momento,estoy un poco desorientado – reconoció Fluke.
Los ojos le escocían de repente y se preguntaba si el viaje a Italia no habría sido un error garrafal. Quizá debería haber dejado el pasado donde estaba, quizá debería haber hecho un esfuerzo mayor para dominar la curiosidad. Solo sabía que se sentía muy culpable porque Beppe se había alterado por su visita. Lo había tratado con amabilidad, pero era posible que no se hubiese merecido esa amabilidad.
– Te llevaré al hotel – murmuró Ohm inexpresivamente.
Había llegado a la conclusión de que se necesitaría una motosierra para sacarle algo a Fluke si él no quería contarlo. ¿Qué secretos ocultaba? ¿Los que había leído en el informe de la investigación o había algo más?
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Dueños del anhelo
FanfictionEl hermoso doctor Fluke Natouch había rechazado una vez a Ohm Thitiwat y el impetuoso italiano no había olvidado la afrenta. Tiempo después, cuando Fluke llegó a Italia con un anillo antiguo, alegando que era el hijo del padrino de Ohm, esto reaviv...