– Bobadas – repitió Beppe cuando Fluke le tomó una mano. – No hacía falta que volvieran antes.
Aunque sabía bien cómo era una unidad de cuidados intensivos, esa era una experiencia de primera mano sobre lo mucho que asustaba ver a un ser querido en una cama con protectores metálicos. Además, Beppe parecía muy pequeño, como encogido. Tomó aire para recomponerse porque no quería preocupar más a su padre.
A Beppe le habían practicado una angioplastia de urgencia para desbloquearle una arteria y el diagnóstico era bueno si seguía las indicaciones para la recuperación. Sin embargo, su padre se había asustado mucho porque no había estado nunca ingresado en un hospital y había disfrutado de una salud excelente.
No obstante, él sabía que Ohm se había asustado más todavía. No había hablado casi durante el vuelo que los había devuelto a Florencia y se había quedado absorto en sus pensamientos. Intentó parecer fuerte y optimista cuando llegó a los pies de la cama de Beppe, pero él pudo notar que estaba fingiendo.
Ohm no paraba de cerrar y abrir una mano, lo que delataba la tensión que no podía disimular. Por primera vez, y se reprochó a sí mismo que fuese la primera vez que reconocía que Ohm quería a Beppe tanto como él, si no más, porque había sido parte de su vida desde que era un niño.
– Quiero vivir para ver un nieto – comentó Beppe en voz baja. – Nunca he tenido una familia y la quiero ahora.
– La tendrás – le aseguró Fluke para tranquilizarlo.
– Es posible que antes de lo que te imaginas – añadió Ohm.
Fluke vio que estaba dispuesto a que quedara como un novio embarazado si así conseguía animar a su padre.
– Con un poco de suerte, pronto te daremos una noticia en ese sentido – intervino Fluke para acallar a Ohm.
Una enfermera ajustó las máquinas que rodeaban a Beppe y otra enfermera, más veterana y con un portapapeles, lo corrigió desde la puerta.
– Franca ... – murmuró Beppe con una leve sonrisa. – Me preguntaba cuándo me visitarías.
Fluke vio que Ohm se quedaba helado por la incredulidad antes de darse la vuelta lentamente.
El cerebro de Fluke, agotado por el estrés y la noche en vela, también se negaba a funcionar. ¿La enfermera era la ex de Ohm u otra Franca completamente distinta? ¿Podía ser la mujer con la que Ohm llegó a pensar casarse? ¿La misma mujer que se había fugado con Mean, el socio de Ohm, cuando fracasó la empresa inmobiliaria?
Fluke habría dado diez años de su vida por haber estado sentado en el sitio adecuado para ver la cara de Ohm y su reacción.
– Franca ...
Él la saludó al cabo de un buen rato y le habló con calma mientras se acercaba para salir al pasillo y charlar tranquilamente con ella. Era una morena baja y frágil con los ojos negros y muy guapa que, en ese momento, lo miraba casi con devoción.
Beppe le apretó los dedos para llamar su atención y Fluke le dirigió la mirada.
– Lleva años trabajando aquí – le susurró él. – Yo lo sabía, pero no había dicho nada. Ohm no lo sabía.
– Son buenos amigos – comentó Fluke con todo el desenfado que pudo, para no alterar a su padre.
– Buen chico – Beppe le dio unas palmadas en la mano. – Un chico muy sensato.
Fluke vio que él cerraba los ojos y tomó aire, aunque casi se mareó cuando el oxígeno le llegó a los pulmones. Volvió a dirigir la atención hacia Ohm y Franca y vio que un médico se unía a ellos. Quiso participar también en la conversación médica que, evidentemente, estaba dándose en el pasillo, pero se tambaleó al incorporarse y lo vio todo negro. Lo último que pensó fue que cómo podía ser tan estúpido.
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Dueños del anhelo
FanfictionEl hermoso doctor Fluke Natouch había rechazado una vez a Ohm Thitiwat y el impetuoso italiano no había olvidado la afrenta. Tiempo después, cuando Fluke llegó a Italia con un anillo antiguo, alegando que era el hijo del padrino de Ohm, esto reaviv...