˚✦ One-shots Kimetsu No Yaiba ✦˚

👻Hantengu👻

¡Parte 2!

Ganó Hantengu así que aquí tienen🤷‍♀️

. . .

—¿Color favorito?

—R-rojo.

—¿Animal?

—Eh... ciervos.

—¿Comida?

—Humanos..

Volteaste la mirada hacia otro lado. Se te olvidaba que el viejo era un demonio. Lo veías como un anciano con el que conversar, aunque el hecho de que llorara todo el rato por todo te comenzaba a sacar de quicio.

Regresando al presente suspiraste aburrida. Ya habían hablado de todo.

—¿Hasta cuándo me van a dejar encerrada? Llevo horas aquí. —Te recostaste en el suelo agotada—. ¿Es que Michael Jackson aquí es un psicópata asesino o qué?

—¿Michael Jackson? No sé a quién te refieres...

Rodaste los ojos con fastidio. Por supuesto que no lo iba a saber. Como tampoco supo las otras 300 preguntas que le hiciste.

El viejo cacorro con un tumor en la cara solo lloriqueaba y temblaba, pero no te decía nada que sirviera de utilidad para escapar.

—¿Al menos puedo cagar sola? O tú también eres un pervertido con fetiches extraños —. Lo acusaste señalándolo con el dedo, presionándolo a responder rápido.

—No c-creo que al amo... le guste —Tartamudeó mientras jugueteaba con sus manos.

Dios, tenía un manicure espantoso.

—¿Y eso a mí qué? ¿Acaso crees que tengo poderes al cagar?

El demonio se sonrojó de la vergüenza y comenzó a gatear hasta la puerta.

—S-solo un minuto.

Sonreíste quitando tu cara de malandra. Tenías que ganarte la confianza del viejo como sea.

—¡Gracias!

De inmediato la habitación cambio. Te asustaste levemente, pero al menos no fue como la primera vez que entraste en pánico total.

Ahora estabas en un baño. Pero obviamente ambientado en el siglo XX.

—Dios, que puto asco. —Hiciste el gesto de querer vomitar, pero el solo pensar en donde lo harías hizo que no lo hicieras—. Es imposible sentarse, ¿cómo es que podían cagar aquí?

El "inodoro" era un hoyo en el suelo que estaba tapado con dos puertitas de madera, como si fuera la taza. Te parecía repulsivo y asqueroso. No ibas a hacer nada ahí.

Pero claro, todo esto solo era una excusa.

—¿Podré escapar por ahí...? —Abriste levemente una de las puertitas, pero la cerraste de inmediato por el olor tan repugnante que este expulsaba—. Mejor pienso en otra cosa.

Observaste el resto de la habitación en busca de alguna ayuda. Además del extraño inodoro, solo había un lavamanos—que estaba igual o peor de repugnante que el hoyo ese—junto a un espejo.

No querías requerir su ayuda, pero viendo las circunstancias no había otra alternativa.

Te acercaste al espejo y lo tocaste levemente.

—Sé que puedes verme. —Desafiaste al espejo—. Te invocó Morgana. Sácame de aquí y te daré una recompensa.

El espejo no respondió. Por lo menos no de inmediato.