"Hueles a sangre," Si la voz de Kate era fuerte y determinada como un viento turbo, la de Irina era una brisa débil de fines de otoño, suave, inquieta e increíblemente melancólica.Ella estaba sentada en una rama de un árbol grueso, sus pies descalzos colgando con despreocupación. No vestía para ojos humanos, su delgado vestido blanca apenas cubría sus rodillas desnudas. El cabello suelto y rizado caía en cascada sobre sus hombros y clavículas, dándole un aire etéreo. Si un humano la viera, creería estar en presencia de una divinidad antes de que sus instintos básicos le advirtieran del depredador que tenía enfrente, huyendo lejos. Sus ojos dorados estaban fijos en Johann, brillando a través de sus largas pestañas rubias.
El entorno era un paisaje invernal, el bosque congelado cubierto de una capa espesa de nieve que crujía bajo los pies de Johann, acercándose con calma a ella. Los árboles, altos y oscuros, se erguían como guardianes silenciosos, sus ramas desnudas alcanzando el cielo gris. El aire estaba frío, lleno del olor fresco de la nieve y el tenue rastro de sangre que Johann traía consigo.
"¿Estaba vivo?" Preguntó como si ella no pudiera discernir con exactitud simplemente al olfatear el aire; su voz rompió el silencio de Johann.
La voz de Johann era un gran contraste con la calma del bosque congelado, profunda y resonante. "No," contestó simplemente antes de detenerse, extendiendo un largo brazo.
A veces los humanos se acercaban demasiado. Un cazador experimentado en las áreas más aisladas sabía los peligros de ir demasiado lejos en medio del invierno, pero ese año en particular había sido especialmente duro. El frío y la falta de alimentos obligaban tanto a los humanos como a los depredadores a buscar recursos en lugares inusuales, desdibujando las fronteras que normalmente mantenían a unos y otros alejados.
Johann le contaría más tarde a Tanya sobre el incidente. Se trataba de un joven muchacho, apenas de quince años, que había estado persiguiendo el rastro de un alce. Inexperto como era, el chico había caído en una trampa, una trampa dejada por alguien más con el mismo propósito que él: encontrar alimento. Johann, admiraba a los humanos que luchaban ferozmente contra el clima, los depredadores y, a veces, incluso contra otros humanos.
No le diría a Irina que el muchacho estaba vivo o que al subir le pediría a Carlisle Cullen su ayuda. No le contaría que la cabaña del muchacho era una pequeña estructura de madera, con humo saliendo perezosamente de la chimenea. Y, ciertamente, no le diría que el abuelo del muchacho, un hombre de rostro curtido y ojos brillantes de sabiduría, lo había recibido como a un viejo amigo.
Irina tomó su mano enorme en la delicadeza de la suya y la acercó a su mejilla, donde los nudillos de él tocaron su rostro con una suavidad inesperada. Sentir el contacto con él le proporcionaba un extraño consuelo, como si esa fría caricia la conectara con un pasado que se desvanecía.
"Los lobos no tendrán que cazar esta noche," dijo Irina, ajena a la frivolidad de sus palabras, su tono indiferente; los humanos que ellas amaron siempre fueron tan frágiles.
Sus ojos dorados recorrieron la figura de Johann, su camisa blanca manchada de sangre contrastaba violentamente con la nieve pura a su alrededor.
Irina arrugó el rostro. Hace más de dos siglos que habían dejado de beber sangre humana y, aun así, el olor era fuerte y apetecible. Lo combatió con sus memorias, el olor se volvía vergonzoso, una tentación que prefería olvidar; el rostro de cien amantes cubrió sus ojos por medio segundo, todos compartiendo el mismo terror de sus finales. Miró lejos del magnífico cuadro que era Johann, sus pensamientos enredados en el conflicto de sus deseos y su moralidad.
"Deberías cambiarte antes de subir. No sabemos qué tan frágil es el control de los nuevos," dijo, su voz adquiriendo un tono más práctico, mezclándose con el murmullo del viento entre las ramas.
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Untamed Animals | Emmett cullen.
FanficEn los vastos y silenciosos bosques de Alaska, donde los árboles se alzan como guardianes imponentes y el viento susurra antiguas melodías, se teje una historia de destinos entrelazados y corazones perdidos en la oscuridad. Aquí, entre la nieve virg...