Juntos y Unidos.

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— Abre las piernas— le ordenó, su voz estaba algo rasposa y aquello lo estremeció . Estaba acostado en la cama totalmente desnudo y expuesto ante Aemond el cual estaba frente a él totalmente vestido, la situación se torno bastante peligrosa sin embargo acepto las peticiones de su tío sin rechistar— Eso es , eres un buen chico.

— A-emond... Espera yo no...— fue demasiado tarde porque el mayor ingreso dos dedos en el, la situación era incomoda sin embargo después de un rato todo fue más placentero, nunca había hecho nada como eso.

Fue enviado por su madre después de que Lucerys le avisará de como Aemond lo había sorprendido en bastión de tormentas y como le dio aquel mensaje donde su madre tenía que arrodillarse ante su tío Aegon.

Fue recibido en la fortaleza pero Aemond pidió hablar con el a solas , tenía cierto cuidado por supuesto pero nunca imagino que las cosas terminarían de esa manera.

— Te dejaron venir conmigo porque confían en mí y porque saben que no harás nada estúpido. Al menos no me atacarás— lo vio acariciar su abdomen para después ir directo a sus pezones — Si supieran que en realidad soy yo el que te hará daño.

No esperaba que aquello sucediera , sin embargo no opuso mucha resistencia, no cuando el hombre frente a él siempre le gustó, no cuando siempre tuvo cierta atracción y admiración por el mayor. Claro que al ser hombres y después del accidente de niños su relación nunca fue buena. Es por eso que cuando Aemond lo llevó a su habitación no supo que pensar o hacer , ser recibido por aquel beso dominante lo desarmó por completo.

Bajo sus defensas y terminó expuesto y vulnerable ante los deseos del mayor. Deseos que el también tenía y deseaba liberar, es por eso que se dejó ser.

El hombre lo sorprendió con aquel beso después lo desnudo y no hubo marcha atrás.

— Yo vine aquí por mi... Madre, ¡Aemond!— la calida boca del mayor lo recibió y se sentía tan bien, tan cálido se inclino un poco y pudo ver la cabellera plateada subir y bajar —¡Ummm!

Los gemidos no tardaron en salir de su boca señal de lo mucho que lo disfrutaba. Después de algunos minutos Aemond se detuvo y saco el miembro de su boca, lo observó con mucha atención.

— Sabes yo deseó probarte y lo haré. Es por eso que armé una estrategia.

—¿Estrategia?

— Así es, mi hermano es un inepto y no es apto para ser Rey.

— ¿Y tú sí?— se atrevió a preguntar, vio la risa burlesca en el mayor y supo que había atinado — No serás Rey.

— No, pero tú sí. Lo pensé con mucho cuidado y es una estrategia que me conviene. Tú eres el heredero de Rhaenyra, un día serás Rey y si me caso contigo yo también lo seré.

—¿Casarnos? Aemond somos hombres y nosotros no...

— Somos dragones , lo haremos tú serás mío y no te preocupes yo arreglaré todo — lo vio levantarse y empezar a desvestirse. Estaba nervioso pero no negaría que estaba emocionado, estaba viendo la piel pálida y totalmente blanca de su tío, no era musculoso pero tenía grandes y largos dedos , marcados por las venas de tanto entrar , su abdomen estaba ligeramente marcado.

Y en cuanto se desaprovechó el pantalón, su vista se perdió en esa mata de cabello plateado que se asomaba de su pelvis. Y cuando el pantalón tocó el suelo se asombro por el tamaño y largo del miembro de Aemond.

No había esperado aquello y el miedo lo invadió un poco.

— Serás mi Dragon, mi príncipe, mi Rey y solo tendrás que dejarme entrar en ese lindo agujero que tienes— lo sintió posicionarse entre sus piernas y los nervios lo invadieron, sintió aquel miembro entrar en el , lentamente.

—¡Ah! Espera , yo... Es demasiado — lo sintió detenerse y poco a poco empezó a moverse y Aemond también lo hizo. Se acostumbro al tamaño y una vez logrado aquello el placer lo invadió por completo.

Ya no pensaba con la razón, si no con el deseo y si lo pensaba bien volvería a casa con el jinete del Dragon más grande del mundo. Era un ganar , ganar tanto para su madre como para él.

—¿Serás mío?

— Lo seré... Si yo seré tuyo.

Claro que aquello no era lo que había esperado al ir a la fortaleza, sin embargo no podía quejarse. Nunca imagino que Aemond sintiera lo mismo que él.

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