Insano

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— La solución es bastante obvia — sintió la mirada pesada de su hermano y se movió un poco incómodo en su asiento.

—¿Así, y cuál es?— trató de mantener su imagen de calma, pero la verdad es que no podía con la situación.

— Largo — ordenó al consejo y de manera desesperada vio como su consejo lo dejaba solo con Aemond... Su hermano, el responsable de que el pudiera estar en el trono.

Aemond había logrado ganarle a los negros, ganó cada batalla y le entregó la cabeza de su hermana, casi muere enfrentando a su tío Daemon y sin embargo logró sobrevivir. Por el consiguió quedarse con la corona, con el tronó pero había un problema, era Omega, un Rey Omega no era bien aceptado y esa era la razón por la que su hermano ganó la guerra.

Lo hizo con la intención de tenerlo a él, Aemond era un Alfa pero no había más Omegas Targaryen, al menos no con las características de un digno Targaryen. Sus sobrinos lo eran pero tenían la apariencia de Harwin, además que Aemond estaba obsesionado con él y no sabía si aquello era bueno o malo.

Pero sin duda le daba miedo, fue siempre humillado, denigrado y maltrato por su madre , su existencia fue importante para su madre y abuelo hasta que su casta finalmente apareció y desde fue condenado a recibir los maltratos de su madre, todo esa lucha y guerra no era más que para que al final del día Aemond y el quedarán juntos.

Por eso cuando lo vi levantarse de su asiento y caminar hacia mí sentí algo de miedo, era extraño porque aún que le temía también me gustaba tener la atención de Aemond.

— Eres un Omega muy lindo — en cuanto estuvo cerca de mí, se sentó al borde de la mesa y acarició mi rostro — eres verdaderamente lindo, con esa expresión de tristeza en el rostro.

Lo observé con mucha atención, podía admitir que era atractivo, tenía ese porte de misticismo y magnetismo único. Se acercó a mí y al estar cerca de mis labios me habló muy bajito.

— Serás un buen Omega y abrirás esas lindas piernas pará mí y dejarás que llené — sentí el tirón en mi entrepierna y cerré los ojos, carajo eso se oía muy bien— ¿Lo harás?— puso su mano en mi mentón y alzó mi rostro.

Lo observé perdido en esa mirada tan cargada de deseo — Lo... Lo haré, si yo lo haré.

— Muy bien, anda ven — lo miré confundido pero el me levanto de mi asiento y cambiamos de posiciones. Se sentó en la silla y me sentó entre sus piernas, estaba encima de él con mis piernas a sus costados — te verás tan lindo con mis cachorros creciendo dentro de tí — aquello me hacia sentir extraño.

Me gustaba mucho, tanto que olvida el miedo que podía llegar a tenerle,  sus manos acariciaron mis piernas.

— Te tomaré todas las veces que quiera — nos observamos — no lo he hecho porque debes de ser mío ante los dioses , pero no puedo contenerme tanto.

Y sentí sus manos meterse por debajo de mi cabeza y el contacto me hizo suspirar, sus manos eran suaves y acariciaban mi torso para después darle atención a mis pezones, que rápidamente quedaron duros.

— Umm— aquello le gustaba mucho, no había estado con nadie, siempre tuve un guardia a mi lado por cortesía de mi abuelo así que hasta ese momento, Aemond era el único que me había tocado.

— Besame — y aún que aquello fue una orden, no se sintió como una, Aemond dijo aquello algo demandante pero de una manera tan sensual que me gustó.

El beso fue lento al inicio, el llevaba el ritmo y yo solo lo seguía, podía sentir su lengua entrar en mi boca , como una danza de nuestras lenguas había iniciado y sin darme cuenta empecé un vaivén de mis caderas. Uno que Aemond notó, porque al instante empezó a moverme y pude sentir la extinción en él.

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⏰ Última actualización: Aug 30 ⏰

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