Después de presenciar la negligencia flagrante de los héroes y lo podrido que está el mundo, Saitama se sumerge en un mundo turbio donde la línea entre el bien y el mal se desdibuja. Desilusionado y desencantado, abraza su papel como antihéroe, luch...
Saitama se encontraba en su apartamento, echado en su cama, leyendo un Shonen, uno de los últimos que había comprado en un intento de combatir el aburrimiento que lo consumía. Las páginas del manga desfilaban ante sus ojos sin despertar en él más que una leve curiosidad. La trama, aunque emocionante y llena de acción, no lograba captar su interés más allá de lo superficial. Sin embargo, había algo en el protagonista que le llamaba la atención: el héroe era increíblemente fuerte, tanto que, en su máximo poder, su cabello se volvía dorado. Este detalle le recordaba a Boros, el ser más poderoso que había enfrentado hasta ahora, y su propia transformación. Además, los villanos en el manga eran igual de fuertes que el protagonista, lo que creaba una dinámica de poder fascinante.
Saitama pensaba mientras pasaba las páginas del manga.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Saitama: "Vivo en un mundo tan ridículo. ¿Pero por qué es tan difícil que existan tipos así?"
El héroe calvo suspiró y dejó el manga a un lado, mirando al techo. Sentía el vacío habitual de su existencia, donde todo parecía carecer de significado debido a su inmenso poder.
Mientras tanto, Fubuki, quien había entrenado duro estos últimos días, iba directo a buscar a Saitama. Ella había cambiado mucho. Ya no veía a Saitama como un patán o como una mala persona; lo veía como un verdadero héroe, alguien siempre dispuesto a hacer lo correcto. Saitama se había convertido en una fuente de inspiración para volverse más fuerte sin depender de nadie más. Debido a esto, y al ya no tener un grupo que liderar tras haberlo disuelto, Fubuki se había vuelto más fuerte. Aunque aún estaba lejos del nivel de su hermana Tatsumaki, estaba dispuesta a seguir adelante y quería mostrarle a Saitama su nueva yo.
En el camino, se encontró con Genos, quien iba con una nueva mejora. A diferencia de la historia original, no sería igual de fuerte al no haber sido derrotado tantas veces y, por ende, no estaría tan desesperado en su búsqueda de poder. Aun así, su nueva actualización con piezas de G4 estaba equilibrada entre poder y agilidad. Genos reconoció a Fubuki al instante. A diferencia de la historia original, Genos no actuaría rudo, ya que nunca supo las intenciones iniciales que tuvo Fubuki con Saitama.
Fubuki le explicó a Genos que quería reunirse con Saitama para hablar sobre la situación que se avecinaba. Genos, todavía pensando que Fubuki era alguien especial para su Sensei, aceptó sin ningún pero, y ambos se dirigieron a subir las escaleras para llegar al apartamento del calvo.
Mientras tanto, Fubuki y Genos subían las escaleras del edificio. El ambiente estaba cargado de determinación y expectativas. Fubuki, con su renovada confianza, estaba lista para demostrar cuánto había mejorado. Genos, siempre fiel a su Sensei, estaba preparado para cualquier cosa que viniera.
Estaban a punto de llegar a la puerta del apartamento de Saitama, listos para enfrentar juntos la amenaza inminente de los Kaijines.
Al llegar al apartamento, Genos abrió la puerta y ambos se adentraron en la casa. Vieron a Saitama sentado en su cama, absorto en su manga. Genos fue el primero en hablar.
