Capitulo XI (+18)

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Barba observó lo nervioso que estaba Carisi pero no paraba de besarlo, ambos lo disfrutaban. Barba comenzó a usar su lengua, el güero siguió el juego y usó también su lengua, ambos jugueteaban.

Carisi empezó a sentir más y más tensión, y sin darse cuenta, apretó el chaleco de Rafa.

Rafael se alejó un poco para quitarse el chaleco ya que le molestaba. Seguido de esto, desabotonó su camisa y empezó a desabotonar la camisa de Carisi. Ambas prendas estaban en el suelo.

Carisi disfrutaba acariciar la suave piel del cubano, comenzando desde su nuca hasta su espalda baja, y después de su estómago hasta su cuello.

Rafael tomó la mano de Carisi y la besó con delicadeza, después cargó sus piernas y las colocó sobre su cintura, mientras él las sostenía con fuerza, llevándolo hacia su habitación.

-Tengamos la mejor noche de todas, sabes que tú eres el único que quiero tener junto a mí —Acostó al rubio con cuidado en su cama, observándolo fijamente mientras él apoyaba ambas manos en la cama—

Carisi sintió la suave espalda de su hombre y lo atrajo hacia él, arañandolo un poco. “Lo siento” —decía mientras ambos cuerpos se juntaban—

Rafael en ningún momento se quejó, y comenzó a pasar su lengua sobre el cuerpo de Carisi, donde se detuvo en su zona íntima para remover su pantalón y ropa interior para continuar con su trabajo.

Carisi se retorcía de placer y ordenó a Barba que no parara.

Barba escuchaba a su hombre gemir y eso lo excitaba demasiado.

De repente se detuvo, lo tomó de los hombros y le susurró “es tu turno”.

Carisi obedeció.

Él era virgen, así que trató de hacer lo posible para no lastimarlo, y así fué, lo saboreó con delicadeza.

De repente, Barba tomó a Carisi del cabello, hizo que le diera la espalda y lo arrojó a la cama.

El cubano acariciaba la espalda de Carisi, e hizo un camino de besos desde su nuca hasta su espalda baja, donde se detuvo para introducirse en él con delicadeza.

Carisi gimió, había olvidado su vergüenza. Esto lo hizo sostener con fuerza las blancas sábanas del colchón.

Poco a poco, Barba se introducía en él con fuerza, haciendo que la cama se comenzara a mover también.

Carisi gemía cada vez más y más, y las sábanas se comenzaban a arrugar por sus manos, ya que las sostenía con tanta fuerza.

Barba terminó dentro de él, y enseguida llenó de besos a Carisi por toda su cara, ambos quedando totalmente desnudos y con respiración agitada.

Carisi pensó sin duda, que su hombre es todo lo que necesita.

Romance en el Tribunal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora