El estadio del Orman Yıldızları FC estaba repleto de energía y emoción. Desde uno de los palcos VIP, Eda Yıldız observaba el partido con una mezcla de orgullo y nerviosismo. Siempre había amado el fútbol, en parte porque era la pasión de su padre y en parte porque había crecido viendo jugar al equipo que ahora presidía. Pero hoy, el partido tenía un significado especial. El Orman Yıldızları FC estaba en un punto crucial de la temporada, y una victoria significaría mucho para el equipo y para su familia.
Sentada junto a su hermano mayor, Ferit, y su hermana menor, Burcu, Eda se mantenía atenta a cada movimiento en el campo. Aunque Burcu, con su energía juvenil, no paraba de hacer comentarios animados, y Ferit observaba con la calma característica del mayor de los hermanos, Eda apenas podía apartar la vista del juego.
—¡Vamos, chicos! —gritó Burcu, saltando de su asiento cuando el balón se acercó peligrosamente a la portería contraria.
Ferit, siempre el pragmático, observó con una sonrisa indulgente.
—Tranquila, Burcu. Todavía queda mucho partido —dijo, pero incluso él no podía ocultar del todo su tensión.
Entonces, en los últimos minutos del partido, Serkan Bolat, el delantero estrella del equipo, recibió un pase perfecto. Eda contuvo el aliento mientras lo veía esquivar a los defensores con una habilidad asombrosa. Con un disparo certero, Serkan envió el balón directo al fondo de la red. El estadio explotó en vítores y aplausos, y Eda no pudo evitar levantarse y aplaudir con entusiasmo.
—¡Gol! ¡Lo hicieron! —gritó Burcu, abrazando a Eda y a Ferit.
Eda se unió a la celebración, sintiendo un alivio y una alegría inmensa. Pero también notó algo más: la mirada intensa y determinada de Serkan mientras corría a celebrar su gol. Había algo en él que la intrigaba, aunque no estaba segura de qué era.
Después del partido, mientras las multitudes se dispersaban, Eda y su familia se dirigieron a la zona de vestuarios para felicitar al equipo. Mustafa Yıldız, su padre, estaba conversando animadamente con algunos directivos cuando Eda notó a Serkan acercarse. Su padre, siempre atento, lo llamó para presentarlo.
—Eda, Ferit, Burcu, quiero que conozcan a Serkan Bolat, nuestro delantero estrella —dijo Mustafa con orgullo.
—Un placer conocerte, Serkan —dijo Ferit, estrechando la mano de Serkan con una sonrisa amigable.
—Hola, Serkan. ¡Gran gol! —exclamó Burcu, siempre la más entusiasta de los tres.
Cuando llegó su turno, Eda extendió la mano, observando a Serkan con curiosidad.
—Un placer —dijo, tratando de sonar cordial.
—Igualmente —respondió Serkan, estrechando su mano. Pero en su mirada había algo que la irritaba, una especie de confianza que rozaba la arrogancia.
—Espero que no te creas invencible solo porque marcaste un gol hoy —dijo Eda, sin poder contener el sarcasmo—. El fútbol es un juego de equipo, después de todo.
Serkan arqueó una ceja, claramente sorprendido por su comentario.
—Gracias por el consejo —replicó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Y no te preocupes, siempre tengo los pies en la tierra.
Mustafa intervino rápidamente, tratando de suavizar la tensión.
—Eda siempre ha sido muy directa —dijo con una risa—. Estoy seguro de que ustedes dos encontrarán una manera de llevarse bien.
—Seguro —dijo Eda, aunque su tono sugería lo contrario.
Mientras Serkan se alejaba, Eda se quedó pensando en él. Había algo en su actitud que la había irritado profundamente, pero también algo que la había dejado intrigada. ¿Por qué le importaba tanto lo que él pensara?
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Bajo las luces del estadio
FanfictionEn el corazón vibrante de Estambul, el club de fútbol Orman Yıldızları FC era una joya de la ciudad, conocido por su pasión y por su capacidad de unir a la comunidad. Entre sus jugadores estrella se encontraba Serkan Bolat, un talentoso futbolista c...