Capitulo 7: Pasión

91 17 1
                                    

Después del beso, Serkan y Eda continuaron disfrutando de su tiempo juntos en el parque cerrado. Pasearon de la mano bajo la luz de la luna, compartiendo risas y conversaciones profundas. El ambiente era perfecto: las estrellas brillaban en el cielo y la brisa fresca les acariciaba suavemente.

Se sentaron en un banco cerca de un pequeño lago, donde el reflejo de las luces y las estrellas hacía que todo pareciera mágico. Serkan sacó una pequeña caja de bombones que había guardado en su coche y la ofreció a Eda, quien aceptó uno con una sonrisa.

—Eda, cada momento contigo se siente como un sueño. Me siento afortunado de tenerte a mi lado —dijo Serkan, mirando a Eda con ternura.

Eda sonrió, sintiéndose igualmente afortunada.

—Y yo me siento igual, Serkan. Gracias por esta noche tan especial —respondió Eda, apoyando su cabeza en el hombro de Serkan.

Pasaron un rato en silencio, disfrutando de la tranquilidad y de la compañía mutua. Finalmente, Serkan miró la hora y se dio cuenta de que era tarde.

—Deberíamos irnos, Eda. No quiero que llegues demasiado tarde a casa —dijo Serkan con una sonrisa.

Eda asintió, aunque deseaba que el momento durara para siempre.

—Sí, tienes razón. Vamos —dijo Eda, poniéndose de pie y tomando la mano de Serkan.

Caminaron juntos hacia el coche y Serkan condujo de regreso a la casa de Eda. El viaje fue tranquilo, ambos disfrutando de la presencia del otro sin necesidad de palabras. Al llegar a la mansión de los Yildiz, Serkan apagó el motor y se giró hacia Eda.

—Gracias por esta noche, Serkan. Fue perfecta —dijo Eda con una sonrisa tímida.

—El placer fue mío, Eda. No puedo esperar para ver qué nos depara el futuro juntos —respondió Serkan, mirándola con cariño.

Eda se inclinó hacia él y le dio un beso suave en la mejilla, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.

—Buenas noches, Serkan —susurró Eda, abriendo la puerta del coche.

—Buenas noches, Eda. Cuídate —dijo Serkan, viendo cómo ella se dirigía hacia la puerta de su casa.

Eda se volvió una última vez para mirarlo y sonreír antes de entrar. Mientras cerraba la puerta detrás de ella, no podía dejar de pensar en la noche mágica que acababan de compartir y en el futuro que les esperaba juntos.

Eda subió las escaleras hacia su habitación con una sonrisa radiante en el rostro. Cada paso que daba parecía más ligero que el anterior, como si estuviera caminando sobre nubes. Cerró la puerta de su habitación y se dejó caer en su cama, abrazando una almohada con fuerza.

—¡No puedo creerlo! —murmuró para sí misma, recordando el beso y la confesión de Serkan.

Miró el brazalete en su muñeca y una cálida sensación de felicidad la envolvió. Serkan había hecho que la noche fuera mágica, y ahora era su novia. Todo parecía perfecto, como en un cuento de hadas.

—Soy la novia de Serkan Bolat —dijo en voz alta, disfrutando de cómo sonaban esas palabras.

Eda se acurrucó bajo las sábanas, abrazando la almohada con fuerza. La emoción de la noche todavía la envolvía, y no podía esperar para ver a Serkan nuevamente y compartir más momentos especiales con él. Mientras cerraba los ojos, sus pensamientos estaban llenos de recuerdos felices y de sueños para el futuro juntos. Se quedó dormida con una sonrisa en el rostro, sintiéndose la chica más afortunada del mundo.

A la mañana siguiente, Eda se despertó con una sonrisa en el rostro, recordando la noche anterior. Se levantó de la cama con un ligero salto en sus pasos, aún sintiéndose en las nubes. Se vistió rápidamente y bajó a desayunar con su familia.

Bajo las luces del estadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora