Rastros del ayer.

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Dedicado a tu niño/a interior, a ese que una vez quebraron pero jamás rompieron. Para que con nostalgia cierre ese capítulo en su vida, vuelva a ser feliz y sane su alma desgarrada.

He intentado escribir ésto por... ¿una década? No lo sé, he perdido la nocion del tiempo desde que escuché la voz de mí corazón susurrando a gritos que hablará contigo, que me reconciliara con tu ser.

Fuiste ese pequeño ser, ese que de alguna manera entre las sombras, a hurtadillas, te convertiste en el protector de la familia; a ese que describían de mil formas sin dar cuanta del pequeño adulto que ocultabas tras esa fachada infantil. Todo ello traducido al incomprendido impulso de negar tus emociones tras actuar como si no tuvieras necesidades. Escuchando las demandas internas de tu inconsciente por no sólo sostener lo propio si no, lo de todos los demás.

Te escondias tras esa sonrisa inocente, infantil. Sabiendo que no podías contar con los adultos de tu alrededor, demasiado pequeño para ser tomada enserió, demasiado frágil para que valorarán tu valor. Cohibido tras todas las fachadas, veías pasar tu infancia como quien cambia de canal, viendo el rol de tu existencia como algo que no fue tuyo.

No se te demostró el amor y apoyo lo verdaderamente suficiente para saberte valioso y querido. Ahora, mirando al frente a tu vida adulta, sigues repitiendo como grabadora maltratada, el mismo patrón, los mismos ciclos del ayer. Patrones de ansiedad y perfeccionismo, sin omitir el mismo historial de relaciones, en donde el amor que recibes, no es ni el tercio del que has dado a lo largo de los años, o en su defecto, en un sólo acto. Sigues ese patrón de emociones donde te conformas con migajas, con solo lo que te pueden dar.

Una parte de tí todavía es ese ser pequeño que cree que es SU responsabilidad cuidar, proteger y hacerse cargo de todas esas personas que lo rodean ¿Pero y tú qué?

Crees que eres independiente y que puedes resolver todas las cosas por tu propio pie, bajo tus medios, en tu tiempo; pero nunca te tomas realmente un minuto de tu tiempo de mirar por tí, de realmente preguntarte ¿Cómo estás? Y de reconocer, por vez primera en toda tu corta o larga vida, que todas esas cosas, desde que tomaste el mando, todavía te duelen, y que lo que tu corazón anhela con vehemencia es poder sentir seguridad y protección.

Psdt: Solo debes suspirar y sanar al hecho de que los raspones en tus rodillas, se pasaron a tu corazón. Pues bien eres ese ser que no se rinde en la batalla, caerás mil veces más ante el proceso, pero te levantarás una y otra vez.








¿Sigues ahí? Pues abraza y reconciliate con tu niño interior, lo necesita.

D^G♡💋

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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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