parte 7

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Con el tiempo, la vida de Harry y Draco encontró un ritmo estable y feliz. Scorpius creció rodeado de amor y comprensión, con Harry y Draco siempre a su lado para apoyarlo. La sombra del pasado aún existía, pero su hogar estaba lleno de risas y momentos de felicidad. Fue en uno de esos momentos que Scorpius mostró por primera vez su potencial mágico.

Un día soleado, mientras la familia disfrutaba de un picnic en el jardín, Scorpius estaba jugando con sus juguetes cuando, de repente, uno de sus muñecos se levantó del suelo y comenzó a flotar en el aire. Harry y Draco se miraron, sorprendidos y emocionados.

—¡Mira, papá! ¡Mira, papi! —exclamó Scorpius con una mezcla de asombro y deleite.

Draco sonrió, acercándose a su hijo y levantándolo en brazos.

—Lo has hecho muy bien, Scorpius —dijo, besándole la frente—. Estás mostrando tu magia.

Harry se unió a ellos, abrazando a su familia.

—Eres un chico muy especial, Scorpius. No hay nada que no puedas hacer.

A medida que Scorpius crecía, sus habilidades mágicas se hicieron más evidentes. Harry y Draco lo guiaron con cuidado, enseñándole a controlar sus poderes y a usarlos con responsabilidad. Cuando Scorpius cumplió once años, el día que habían esperado finalmente llegó.

Una mañana, mientras desayunaban, un búho entró por la ventana, llevando una carta con el sello de Hogwarts. Scorpius, lleno de emoción, tomó la carta y la abrió con manos temblorosas. Al leer el contenido, sus ojos se iluminaron.

—¡Papá, papi! ¡Me han aceptado en Hogwarts! —gritó, mostrando la carta a sus padres.

Harry y Draco se abrazaron, sintiendo una mezcla de orgullo y nostalgia. Hogwarts había sido un lugar significativo para ambos, lleno de recuerdos, buenos y malos.

—Estamos muy orgullosos de ti, Scorpius —dijo Harry, sus ojos brillando de emoción—. Vas a tener una experiencia increíble.

Los preparativos para el primer año de Scorpius en Hogwarts comenzaron de inmediato. Visitaron el Callejón Diagon para comprar todos los suministros necesarios, y Harry y Draco le contaron historias de sus propios días en Hogwarts, llenándolo de anticipación y entusiasmo.

Finalmente, el 1 de septiembre llegó. En la plataforma 9¾, Scorpius se despidió de sus padres con abrazos y promesas de escribirles. Subió al Expreso de Hogwarts, encontrando un compartimento donde se sentó junto a otros niños de primer año, todos igual de emocionados y nerviosos.

Cuando el tren llegó a Hogwarts, Scorpius y los demás nuevos alumnos fueron llevados al Gran Comedor para la Ceremonia de Selección. El sombrero seleccionador, después de una breve deliberación, lo envió a Slytherin, para orgullo de Draco y con la aceptación de Harry, quien siempre había apoyado a su hijo sin importar la casa a la que perteneciera.

Durante su primer año, Scorpius se adaptó rápidamente a la vida en Hogwarts. Hizo nuevos amigos y demostró ser un estudiante talentoso y curioso. Harry y Draco recibían con alegría sus cartas, llenas de descripciones entusiastas de sus clases, sus amigos y las aventuras que vivía.

Un día, durante las vacaciones de Navidad, Scorpius regresó a casa, lleno de historias y con una sonrisa que iluminaba su rostro. Mientras estaban sentados junto al fuego, Scorpius miró a sus padres y dijo:

—Hogwarts es increíble, pero nada se compara con estar en casa con ustedes.

Harry y Draco lo abrazaron, sintiendo una profunda gratitud por la familia que habían construido. A pesar de los desafíos y las dificultades del pasado, el amor y la esperanza siempre prevalecían, guiándolos hacia un futuro lleno de promesas y nuevas aventuras.

Scorpius creció en un entorno donde la magia y el amor se entrelazaban, aprendiendo que con la fuerza de su familia, podía enfrentar cualquier obstáculo y lograr cualquier sueño. Y así, la vida continuó, con la certeza de que, juntos, podían superar cualquier desafío y celebrar cada momento de felicidad compartida.

Sombras del Destino (drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora