parte 6

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Aunque Harry despertó del coma, la sombra de lo sucedido no se desvaneció fácilmente. La herida física sanó, pero las cicatrices emocionales permanecieron. Los recuerdos del ataque y la desesperación de casi perder a Draco se entrelazaban en su mente, sumiéndolo en una profunda depresión.

Draco, siempre a su lado, se dio cuenta de que Harry estaba luchando más de lo que dejaba ver. Aunque Harry intentaba mantenerse fuerte por Scorpius y por él, las noches eran especialmente difíciles. Las pesadillas lo acosaban, reviviendo el dolor y la humillación del ataque, así como el miedo de casi perder a Draco.

Una noche, mientras Scorpius dormía tranquilamente en su habitación, Draco encontró a Harry en la sala de estar, sentado en la oscuridad. Los hombros de Harry temblaban con sollozos silenciosos.

-Harry -dijo Draco suavemente, acercándose-, no tienes que pasar por esto solo. Estoy aquí contigo.

Harry levantó la mirada, sus ojos llenos de tristeza y dolor.

-No puedo evitarlo, Draco. La violación, el miedo de perderte... todo me abruma. No sé cómo seguir adelante.

Draco se arrodilló frente a Harry, tomando sus manos entre las suyas.

-Lo que te pasó fue horrible, y es natural que te sientas así. Pero no estás solo. No tienes que cargar con todo esto tú solo. Estamos juntos en esto, Harry. Siempre.

Harry asintió, pero las lágrimas seguían cayendo.

-Tengo miedo, Draco. Miedo de que todo esto nos destruya. Miedo de que algún día me despiertes y decidas que ya no puedes más.

Draco lo miró a los ojos, con determinación y amor.

-Harry, te amo. Nada de esto me hará cambiar de opinión. Pasamos por tanto juntos, y salimos más fuertes. Sé que es difícil, pero estoy aquí contigo, para siempre.

Con el apoyo incondicional de Draco, Harry decidió buscar ayuda profesional. Comenzó a ver a un sanador especializado en traumas y a asistir a grupos de apoyo. Los primeros pasos fueron los más difíciles, pero poco a poco, empezó a sentir un leve alivio.

El proceso fue lento y lleno de altibajos. Hubo días en los que Harry se sentía como si estuviera progresando, y otros en los que el peso del pasado parecía demasiado abrumador. Pero en cada momento difícil, Draco estaba allí, ofreciéndole un refugio seguro y un amor inquebrantable.

Scorpius, aunque joven, también jugó un papel crucial en la recuperación de Harry. Su inocencia y amor incondicional eran una fuente constante de alegría y motivación. Cada sonrisa de su hijo, cada risa compartida, recordaba a Harry las razones para seguir luchando.

El tiempo pasó, y con la ayuda de su familia y amigos, Harry comenzó a encontrar una nueva normalidad. Las pesadillas disminuyeron, y aunque los recuerdos nunca se desvanecerían por completo, aprendió a manejarlos con el apoyo de Draco y su terapeuta.

Un día, mientras paseaban por el lago de Hogwarts, Harry se detuvo y miró a Draco, tomando su mano con firmeza.

-Gracias por no rendirte conmigo -dijo Harry, su voz llena de sinceridad-. No sé qué habría hecho sin ti.

Draco sonrió, apretando suavemente la mano de Harry.

-Nunca me rendiría contigo, Harry. Eres mi todo, y siempre lo serás.

Con el tiempo, Harry y Draco encontraron un equilibrio en su vida. Aunque los desafíos seguían presentes, los enfrentaban juntos, con el amor y la determinación que los había unido desde el principio. Scorpius creció rodeado de amor y comprensión, y la familia que habían formado se convirtió en un símbolo de resiliencia y esperanza para todos aquellos que conocían su historia.

A pesar de las adversidades, el amor verdadero de Harry y Draco brilló intensamente, demostrando que, aunque el camino fuera difícil, siempre había esperanza y fuerza en el amor compartido.

Sombras del Destino (drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora