— Quiero abandonar Only Fans. —Mencionó el rubio directamente a su prometido.— Me casaré contigo en unos días, soy el peor novio de la vida por continuarlo.
El pelinegro se acercó a él y deposito un casto beso en sus labios.
— Cariño si quieres hacerlo, hazlo. —Acarició suavemente sus ondulaciones.— Si quieres continuarlo, hazlo.
El rubio lo miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
¿Era enserio?
¿Acaso era un enfermo que disfruta que los demás vean el cuerpo desnudo de su prometido?
— Deja de murmurar. —Lo cortó al instante.— Soy tu futuro esposo, no tu dueño, puedes hacer lo que quieras si te hace feliz.
Lo acercó a su pecho y susurró:— Y nada te hace mas feliz que el dinero.
— ¡Oye!
Heeseung lo besó.
Lo besó y lo besó como el primer día, como aquel beso en el bar.
Desenfrenado y lleno de lujuria palpable.
— Aun así cerraré la cuenta. —Decía el rubio entre jadeos gracias al pelinegro que lo tocaba como si fuera la única persona en el mundo para él.
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El tan ansiado día había llegado.
Era un día de primavera, donde el cielo estaba tan, pero tan azul. No habían nubes a la vista.
Los pájaros cantaban, las abejas zumbaban, el polen era palpable a la vista, era perfecto. Claro que para todos menos que para los alérgicos.
— ¡Ashis! —Estornudó furiosamente un castaño de ojos miel.— Debieron elegir invierno o algo así.
El pelinegro lo miró con una ceja alzada.— Es mi maldita boda gato barato, yo elijo la época.
— Pero la eligió Jaey- Entiendo.
Interrumpido por una fuerte amenaza que emanaba de los orbes marrones, calló y siguió ayudando a su amigo a arreglarse para salir en pocas horas
Decir que Heeseung estaba nervioso era poco, sus manos sudaban, su sonrojo era prominente, su corazón martillaba fuerte en su caja torácica.
¿Y si Jake no se presentaba?
Sabe muy que él lo ama, pero tambien sabe que si pudiera, seria fácilmente reemplazado. Jake era perfecto, divertido, amoroso, cuidadoso, optimista, valiente.
Con hermosos ojos color azul verdoso, con una hermosa ternura de un cachorrito, su preciosa y cuidada piel de porcelana sabor a vainilla, sus perfectas pestañas risadas, sus cejas, sus carnosos y rosados labios sabor fresa.
Él lo era todo y Heeseung fácilmente podría ser nada.
El miedo recorrió la espina dorsal como una bestia, su respiración se volvió irregular, tenia tanta calor que empezó a sudar.
