— Entonces, usted es el padre de Fluke – Ohm se apoyó en la mesa de su despacho con una frialdad letal y sin dejar entrever lo que estaba pensando. – ¿Dónde estaba durante todo los años que Fluke se crio en el sistema de acogida?
Kreon se puso muy recto.
– Ese es un asunto de Fluke y mío. Puede contárselo si quiere, pero he venido para proteger a mi hijo y a mi nieta.
– No entiendo cómo piensa hacerlo.
– Es muy sencillo – contestó Kreon casi con entusiasmo. – Tengo secretos por los que su padre mataría para que no se publicaran en los periódicos.
Ohm, asombrado, se rio con ganas.
– Mi padre no teme a nada. ¿Intenta chantajearme chapuceramente? Le aconsejo que se marche antes de que llame a la policía.
– Puede hacer lo que quiera, pero eso no impedirá que le cuente a la prensa secretos de su familia. En realidad, si me detienen, darán credibilidad a lo que digo. Su padre me odia. Eso se lo diré a cambio de nada. Sin embargo, ¿por qué cree que me deja en paz? Teme lo que yo pueda saber.
– Está diciendo muchas tonterías y no voy a oírlas.
Ohm cruzó la habitación para abrirle la puerta a ese señor mayor.
– Argo, su hermano, no era su hermano porque no era hijo de su padre – dijo Kreon muy despacio. – Creo que Heracles no lo supo hasta que su hermano murió, y le aseguro que no quiere que esa humillante verdad salga en los periódicos.
Ohm se quedó helado por el pasmo y se dio la vuelta violentamente.
– ¿Qué quiere?
Ohm no quiso pensar en lo que acababan de decirle, no quiso atar los cabos que le explicarían su milagroso cambio de categoría dentro de la familia Thitiwat.
– Quiero que se case con Fluke a cambio de que siga en silencio.
– ¿Que me case con él...? – repitió Ohm mirándolo fijamente y sin dar crédito a lo que había oído.
– Era apenas un adolescente cuando le arruinó la vida. Le debe la seguridad de un anillo de boda. No tiene que ser una cadena perpetua para ninguno de los dos, pero sería una tabla de salvación para Bella y para Fluke y también les daría el reconocimiento que necesitan para llevar una vida mejor...
– ¡No era ningún adolescente! – le interrumpió Ohm con una rabia furibunda.
– Fluke cumplió veintiún años el mes pasado. Lo celebramos en el hotel donde trabaja – le explicó Kreon con una satisfacción amarga. – Mi esposa me ha dicho que los jovencitos mienten algunas veces sobre su edad.
– Veintiuno... – repitió Ohm mientras intentaba dominar la furia y las ganas de estrangular a Fluke por haberse atrevido a mentirle. – Necesitaría alguna prueba irrebatible sobre lo que ha dicho acerca de mi hermano Argo.
Kreon sacó una carta manuscrita del bolsillo interior de la chaqueta y se la entregó a Ohm. La habían escrito y se la habían mandado cuando Sofia, la primera esposa del padre de Ohm, estaba enferma terminal. Sofia no había sido capaz de afrontar la muerte con ese peso en la conciencia y habría reconocido la aventura que había terminado con el nacimiento de Argo, aunque no había dado el nombre del amante.
– ¿Por qué no lo sacó a la luz cuando murió ella? – le preguntó Ohm con aspereza unos minutos después. – Con esta carta, tenía datos que no conocía nadie más.
– Sofia no podía haber pensado lo que estaba haciendo. Su padre acababa de perder a su esposa y Argo acabada de perder a su madre, y esta carta los habría destrozado a los dos. Por entonces, Heracles no sabía que Argo no era hijo suyo. ¿Qué cree que habría hecho? – Kreon hizo una mueca de disgusto. – Habría desheredado al muchacho y lo habría repudiado.
ESTÁS LEYENDO
El dueño de su corazón
FanficTras una impetuosa aventura, el multimillonario griego Ohm Thitiwat dejó desolado y embarazado a Fluke Natouch, aunque él no lo sabía. En ese momento, él estaba decidido a llevar una vida nueva con su hijita, pero cuando Ohm volvió a irrumpir en su...