Capítulo 6

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Fluke no acababa de asimilar que iba a casarse ni aunque solo faltaban unos días para la boda.

Ohm había insistido en hacerse cargo del gasto de los cientos de invitados y el padre de Fluke se había quedado un poco desalentado al comprobar que solo podía hacer frente a los gastos más personales de su hijo. Ohm había organizado incluso la iglesia y el lugar del convite.

Además, lo había hecho todo desde una distancia prudencial y había dejado que Fluke se ocupara del orgullo herido y las quejas airadas de su padre. Al fin y al cabo, Ohm no había pensado casarse y lo había dejado todo en las manos de una organizadora de bodas. Fluke había tenido la libertad de elegir lo que quisiera, pero él había confiado en el consejo de la organizadora de bodas porque él no sabía nada sobre las bodas de la alta sociedad. No obstante, todavía estaba con la cabeza como un bombo por la elección de las flores, por la gama de colores y por la decoración de la mesa de entre miles de posibilidades.

Iola había ido a comprar un traje con él y Ohm no había podido participar en eso. Se había decidido por el lino y la elegancia sencilla. Además, había elegido una ropita preciosa para Bella. Era paradójico que Ohm se hubiese esfumado en cuanto Fluke aceptó casarse y eso le había molestado de verdad. Había alegado que tenía mucho trabajo y solo había visitado su casa una vez, cuando él se empeñó en que fuese a conocer a su padre y a su madrastra. Había sido una hora bastante incómoda. Ohm había estado frío y cortés y su padre, rígido y protocolario. Los esfuerzos de Iola y él para aligerar el ambiente no habían servido de gran cosa.

Para Fluke había sido dolorosamente evidente que su padre y el novio no se llevaban nada bien.

Además, estaba el espinoso asunto de su futuro suegro, Heracles Thitiwat. Había dado por supuesto que el padre de Ohm querría conocerlo antes de la boda, pero, al parecer, se había equivocado y Ohm tampoco parecía saber si su padre asistiría a la boda o no, algo que había hecho que Fluke pusiera una mueca de disgusto.

Evidentemente, a Heracles Thitiwat no le gustaba que su hijo fuese a casarse con un camarero y no quería saber nada sobre ese acontecimiento. Ohm, sin embargo, no había querido que ese tema tan sensible lo alterara y le había pedido que fuese paciente.

– ¡Es un paquete para ti! – le gritó Iola desde el pie de las escaleras.

Fluke bajó apresuradamente, firmó el recibo y fue a la cocina para abrirlo. Sacó una carta y un estuche y frunció el ceño.

– ¿Es un regalo de boda? – le preguntó Iola.

– No... Es de un chico que se llama Earth y que dice que es uno de mis hermanos – susurró Fluke.

Estaba atónito mientras leía la carta que le explicaba que su madre había muerto hacía unos años en un hospicio.

– Siempre di por supuesto que mi madre había muerto cuando yo era pequeño – le explicó Fluke a Iola. – Seguramente, durante los tres años que estuve adoptado. Sin embargo, según mis hermanos, ellos también se enteraron de su muerte cuando ya había fallecido porque ella no quería vernos a ninguno de nosotros estando tan enferma. No obstante, nos dejó un anillo a cada uno, un anillo que le habían regalado a ella nuestros padres. Así fue como se enteraron de que yo existía.

– Qué raro – comentó Iola. – Sin embargo, si estaba muy enferma, es posible que no pensara con mucha claridad. ¿Hay un anillo en el estuche?

Fluke abrió el estuche, sonrió y sacó un anillo pequeño con un rubí.

– Es muy bonito. Lo usaré cuando me haya casado. Es maravilloso tener algo que usó mi madre – murmuró Fluke con una expresión de tristeza en los ojos.

El dueño de su corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora