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A la mañana siguiente, me desperté con la luz del sol filtrándose por las cortinas. Sentía el cuerpo pesado y las manos aún me ardían, pero había una ligera emoción en el aire. Me levanté con cuidado, intentando no mover demasiado las manos vendadas.

Mis padres estaban en la cocina, preparándome un desayuno especial. Al verme entrar, sonrieron ampliamente.

—¡Feliz cumpleaños, mi amor! —exclamó mi mamá, acercándose para darme un abrazo suave.

—Feliz cumpleaños, Juli —dijo mi papá, besándome en la frente—. Esperamos que este día sea mucho mejor.

Me senté a la mesa y disfruté del desayuno, sintiéndome rodeada de amor y cuidado. Después de comer, me preparé para ir al colegio. Me vestí con cuidado, tratando de no tocar las heridas en mis manos.

Cuando llegué al colegio, fui recibida con una avalancha de abrazos y felicitaciones. Mis amigos habían decorado mi casillero con globos y mensajes de cumpleaños. Sentí una oleada de felicidad al ver cuánto se habían esforzado por hacerme sentir especial.

Nacho fue el primero en acercarse con un gran paquete envuelto en papel de colores.

—¡Feliz cumpleaños, Juli! —dijo, entregándome el regalo con una sonrisa enorme.

Lo abrí con cuidado, ansiosa por descubrir qué había dentro. Era un álbum de fotos lleno de recuerdos de nuestra amistad, con notas y dibujos que Nacho había hecho a lo largo de los años. Me emocioné al ver todo el esfuerzo y amor que había puesto en ese regalo.

—Nacho, es increíble. No sabes cuánto significa para mí —dije, abrazándolo con cuidado.

—Me alegra que te guste. Quería que tuvieras algo especial para recordar siempre —respondió, sonriendo.

— ¡Feliz cumple amiga!.— Daniela apareció detrás mi y me abrazó con fuerza.

— Muchas gracias Dani.— Le sonreí y recibí con gusto la bolsa que me estaba entregando. Era su regalo.

Abrí la bolsa y me encontré con un set de distintos maquillajes de mi marca favorita.

La abrace de nuevo y le agradecí por el detalle.

— Feliz cumpleaños reina.— Me felicitó Coty que apareció corriendo por el pasillo con un montón de globos y aerosoles de serpentina.

Me reí al verla, parecía un payaso sacado del circo más mediocre del barrio, daba mucha gracia.

— Ay gracias, que lindo todo.— Sonreí.— Pero no me tiren esa serpentina porque me van a expulsar del colegio si dejamos todo sucio.

Ellos se fueron y me abrazaron entre los tres, empezando a dar saltitos los cuatro juntos tipo pogo.

— ¿Qué es todo este ruido?.— Dijo la vice directoria que se asomaba desde su oficina.— Se van ya mismo al aula si no quieren una amonestación cada uno.

Nos miramos entre sí haciendo una mueca entre miedo y las ganas de reírnos que teníamos.

Corrimos hasta el aula y nos ubicamos cada quien en nuestro lugar.

El profesor de Historia nos miró raro por la energía que teníamos, pero por suerte no nos dijo nada.

Mientras la clase transcurría, noté que Marcos no había llegado. Su asiento al lado de Renata estaba vacío, lo cual llamó mi atención. Renata estaba con el celular en la mano constantemente y parecía muy alegre, qué raro todo.

A los pocos minutos, apareció Marcos por la puerta, todo transpirado, como si hubiera corrido una maratón. Se disculpó con el profesor por la demora y le explicó que se había quedado dormido. Lo miré, buscando su mirada, pero la suya se fijó rápidamente en su novia, que lo miraba a lo lejos sonriente.

Ligera atracción - marculi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora