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Esa noche, la ciudad se llenaría de celebración con dos fiestas de cumpleaños. Renata e Ian, con su fiesta en un club exclusivo del centro, y la mía, en una acogedora casa alquilada por mis viejos para la ocasión. A pesar de las circunstancias del día, estaba decidida a disfrutar la noche con mis amigos más cercanos.

Nacho, Coty, Daniela y Thiago me acompañarían desde el principio. Mientras nos preparábamos en mi casa, el ambiente se llenó de risas y música. Cada uno de ellos se aseguró de que estuviera de buen ánimo, evitando mencionar a Marcos y la incomodidad de la mañana.

—Estoy segura de que tu fiesta va a ser la mejor, Juli —dijo Coty, mientras se aplicaba el maquillaje—. Además, ¿quién quiere estar en un club ruidoso cuando podemos tener una noche genial acá?

—¡Exacto! —añadió Nacho—. Además, tenemos al mejor DJ de todos —dijo, señalándose a sí mismo con una sonrisa.

Reímos todos. La energía positiva era contagiosa y me ayudó a olvidar las preocupaciones del día.

Cuando llegaron los primeros invitados, la casa se llenó rápidamente de compañeros del cole. La música comenzó a sonar más fuerte y todos parecían estar disfrutando. Al rato, supe que algunos de nuestros amigos también se dividirían para asistir a la fiesta de Renata e Ian por un tiempo, lo cual estaba bien para mí.

—Vamos a ir un rato a la otra fiesta, pero prometemos volver —dijo Ian, abrazándome antes de salir—. ¡Feliz cumple, Juli!

—¡Gracias! Divertite y nos vemos luego.

Mientras la noche avanzaba, me sorprendí de lo bien que la estaba pasando. Nacho y Daniela se aseguraron de que siempre tuviera un vaso de mi bebida favorita y Coty no paraba de hacerme reír con sus ocurrencias.

Pero a medida que pasaban las horas, no podía evitar mirar de reojo la puerta, esperando que Marcos apareciera. Sabía que era poco probable porque Renata era su novia, y era lógico que él estuviera con ella en su fiesta. Sin embargo, una parte de mí seguía teniendo la ilusión de verlo entrar.

—Juli, ¡dejá de mirar la puerta! —me dijo Daniela, dándome un empujoncito—. Esta es tu noche, y estamos todos acá para vos.

Sonreí, tratando de centrarme en el momento. La fiesta seguía en pleno apogeo, llena de risas, música y momentos inolvidables.

En un momento, Nacho se acercó con una sonrisa pícara.

—Tengo una sorpresa para vos.

—¿Qué sorpresa? —pregunté, curiosa.

Nacho no respondió, solo señaló hacia la puerta. Mi corazón dio un vuelco. Ahí, de pie, estaba Marcos. Me quedé paralizada por un segundo, sin saber cómo reaccionar.

—¡Marcos! —exclamé, acercándome a él.

— Pensaste que no iba a venir?— sonrió.

Me encogí de hombro y solté una risa, si, creía que no iba a venir.

— Es que Renata es tu novia, tenía todo el sentido del mundo que no vinieras. Además, no somos taan amigos como antes.

— Por eso mismo, quiero arreglar las cosas con vos.— Me miró y a los segundos desvió su mirada al grupo que estaba detrás de mi, nuestros amigos.— Y con ustedes..

— ¿Nosotros?.– Dijo Daniela señalándose a sí misma.

Marcos asintió y se acercó a ellos mientras me envolvía la cintura con una de sus manos.

— Perdón por todo, me comporte como un imbecil solamente para cumplir los caprichos de Renata. Hoy, cuando los vi en el colegio celebrando el cumpleaños de Julieta me sentí un imbecil.— Suspiró.— Me di cuenta de todo lo que me perdí y lo que me estaba perdiendo por tarado.

Ligera atracción - marculi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora