Capítulo V: Sarina Washington

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POV. CARLOS

Volví a reproducir el vídeo de la cámara de seguridad de la calle California 195. La camioneta de Judd dio un vuelco estruendoso y giró varias calles atrás. Mi respiración se hizo pesada cuando vi a los atacantes avanzar hacia el lado izquierdo del colectivo, donde estaba TK. Judd salió, sus manos servían de apoyo y sus piernas empujaban hacia afuera. Uno de ellos se acercó a él y le apuntó con el arma en la cabeza mientras su compañero seguía forcejeando con mi chico. Había vidrio regado por el piso, demasiado. No podía ni imaginar el dolor por el que debió pasar Judd en esa incómoda posición. Sentí remordimiento por la forma en que lo traté, pero ya habíamos cerrado ese círculo —o eso quería creer— y Judd regresó a la base, con todo y el jodido yeso aún en su brazo. 

La imagen enfocó el instante en que sacaron a TK de la camioneta. La calidad era pésima, pero mostraba lo necesario. Juré ver su rostro bañado en sus lágrimas y la culpa me carcomió vivo por no estar con él y detener al imbécil que lo lastimaba. Nuevamente, hubo un tira y suelta entre el atacante y TK, uno más fuerte por la forma en que su cuerpo se sacudía. Judd no se había movido, el otro tipo tenía un fuerte agarre en el arma y no tembló en ningún momento. De repente, el hombre que agarraba a mi marido jaló de su cabello y lo hizo mirar hacia la cámara. Sentía que las fuerzas me abandonaban con tan solo escuchar su desgarrador llanto y sus súplicas. 

"Este es un mensaje para ti y toda tu hijueputa organización de mierda, Reyes. Rodriguez no está contento."  Dijo. Su agarré en TK se intensificó e hizo que él soltara un jadeo de dolor más fuerte que los anteriores. 

"Nos has dejado sin mercancía, Carlitos. Reza para que tu perra contente a los de arriba porque sino le irá peor."

Cerré la laptop de golpe. Froté mis manos con fuerza, intentando saciar mi ira. Nancy colocó su mano sobre mi hombro, moviéndola de arriba a abajo. Su toque era claro, mas no quería su lástima ni la de nadie. Los miembros empezaron a tratarme igual que ella, como si estuvieran lamentando una pérdida. Pero no, TK no estaba muerto y no lo iba a estarlos —al menos no por ahora—  y menos por culpa de un grupo . 

"Ese cabrón de Rodriguez. ¡Lo juro! Cuando lo tenga en mis manos, lo voy a hacer mierda."

Owen se había incorporado a la organización el mismo día en que salí del hospital. Su cáncer estaba en remisión, de lo contrario, no habría forma de que estuviera con nosotros. 

"Yo lo sostendré por ti, Owen."

Miré a la detective Sarina Washington. Ella fue mi compañera cuando todavía trabajaba para el Departamento de Policías de Austin. Logramos capturar al líder del Cartel San Juan: Thiago Acosta; desmantelamos una red de tráfico de órganos clandestina esparcida por todo Texas y atrapamos a Will Lawrence, un asesino en serie que mató a veinte víctimas en tan solo dos meses de actividad. La tenía en un pedestal; siempre tan objetiva y con muy buen ojo para las investigaciones. Sarina se acercó y puso su mano en mi hombro. 

"Lo traeré de vuelta, Reyes. Confía en mí."

"Lo haremos."

"Capitán Reyes, ya conoce las reglas."

"No." me levanté. Ella me miró, sus ojos mostrando completa simpatía "Estás en mi barco, Sarina. Aquí yo pongo las reglas."

"Tu padre me llamó, Reyes. Está asustado. Nunca antes había pasado algo como esto en tu organización y teme que hagas una locura."

No tenía nada qué decir. Papá sabía lo que podíamos hacer los hombres Reyes cuando alguien se metía con la familia. Éramos gente recelosa, caminábamos con mucho cuidado y siempre estábamos un paso adelante que los demás. Hace ya mucho tiempo —cuando papá había asumido el cargo de Mayor en los rangers— hubo un caso que lo siguió muy de cerca. Un miembro del clan Zurita buscó venganza y casi cobró la vida de mamá. Papá se salió de control y tenía pena por mostrarlo. Ese día llegó a casa con una gran mancha de sangre en su traje, mamá yacía en sus brazos y ella lloraba desconsolada. Esa también fue la primera vez que papá usó su arma de trabajo para matar. 

Buscándote (NO CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora