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Durante la última semana, Vaggie había cumplido su palabra y Charlie había estado durmiendo en el sofá. Era comprensible. Su esposa le daba la espalda, aparentemente aún afectada por todo el problema con Sev.
Charlie no quería molestar a Vaggie, así que en lugar de rogarle que la dejara volver a la cama, le dio su espacio. No quería que su esposa se estresara por nada, especialmente ahora que tenían un bebé en camino.
Ahora que lo pensaba, tenía bastante sentido el por qué Vaggie era una jefa tan horrorosa; recordando todas las veces que iban por comida y lo quisquillosa que era para comer, al igual que su genio irritable.
Sí, así era Vaggie. Y aunque le diera espacio, Charlie no dejaba de extrañarla. Quería ver a su esposa quedarse dormida. Quería hablar con su hijo en las primeras horas de la mañana. Extrañaba el calor de Vaggie contra su cuerpo. Su aroma que impregnaba la almohada. Lo extrañaba todo.
Al principio, Haniel estaba confundida del por qué Charlie había estado durmiendo en el sofá. Pero después de los siguientes días se acostumbró y comenzó a sentarse sobre su madre dormida mientras miraba sus dibujos animados.
Y ahora que Charlie ya no estaba en la cama, a veces Vaggie le llevaba a Haniel para que le hiciera compañía. Casi siempre, se quedaban dormidas juntas.
Esa noche era igual que cualquier otra esta semana. Vaggie acababa de terminar algunos trabajos de última hora. El reloj marcaba las 11:05 p.m. Haniel probablemente ya estaría profundamente dormida. Vaggie dejó caer las llaves sobre la mesa antes de quitarse el traje.
Ahora tenía una pequeña barriga. Solo visible cuando llevaba ropa ajustada. Un gesto adormilado permanecía en su rostro mientras avanzaba por el apartamento. Al llegar a la sala, la vista le derritió el corazón.
Charlie estaba dormida en el sofá. Haniel también dormida sobre su pecho. Una manta pequeña cubría la mitad de su cuerpo. El brazo de Charlie colgaba del sofá, su mano aferrada a un ramo de una docena de rosas rojas.
Había un plato en la mesa de café con lo que supone que era la cena. Al pie del sofá había una cesta de ropa con montones de ropa doblada ordenadamente. Además, la casa lucía impecable.
Antes de que Vaggie supiera lo que estaba sucediendo, sintió las lágrimas caer por su mejilla.
ーMaldita sea, me haces tan difícil estar enojada contigoー solloza. Camina hacia el sofá y sacude el brazo de Charlie para que despierte.
ー¿Hmm?ー Charlie gime somnolienta, abriendo lentamente los ojos para encontrarse con una Vaggie emocional. ー¿Vaggie? ¿Qué pasa, cariño? ¿Estás herida? ¿Es el bebé? ¿Está todo bien?ー Pregunta preocupada.
