REPRESALIAS

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–¿Alguien sabe qué le pasa a Ranpo-san? –preguntó Atsushi a los demás que se encontraban en la agencia. Desde hace días el ojiverde se encontraba en mal estado, un aura de penumbra emanaba de él, parecía estar triste y enojado a la vez, su humor había decaído y su carácter empeorado por lo que nadie quería preguntarle qué le había pasado al chico

–No sé, francamente me da miedo preguntarle –dijo Tanizaki

–Yo digo que como Kunikida-kun es el segundo al mando hable con él –habló Dazai con curiosidad y ganas de molestar al rubio

–No tengo interés en saber de la vida privada de Ranpo –dijo, aunque obviamente sí tenía curiosidad

–Pero si sigue así sería un problema para el trabajo ¿no crees? No ha tenido ganas de aceptar casos, y ni siquiera los que tanto le gustan sobre misterios y asesinatos. A la larga si no resuelve sus problemas irá de mal en peor

–Concuerdo en eso contigo Dazai... –caviló unos momentos, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando cierto mafioso llegó de repente

–¡Atsushi! Te he dicho que tu... que Akutagawa no puede aparecerse por la agencia así como así –regañó Kunikida

–No lo regañes, no vine aquí por él, mi jefe me ha dado un encargo –habló el pelinegro, vestía ropas casuales, lentes negros y parecía una persona distinta al perro rabioso de la mafia

–¿Qué clase de encargo?

–Por error alguien mató a cierto cartero y llevaba correspondencia para la agencia, ante tal problema sería malo simplemente tirarla ya que desconocemos el contenido de los sobres y me ha mandado que los entregue aquí

–El que mató al cartero ¿fuiste tú? –preguntó Atsushi

–No, fue mi hermana, pero ya he dicho que fue un accidente, dieron mal una información y se tomó la vida de la persona quivocada

–No sé si eso deba alegrarme o hacerme sentir mal por el mocoso –dijo Kunikida– dame los papeles a mí, el presidente se encuentra en reunión en este momento

Akutagawa le entregó los sobres.

–Ya, ya, bueno ya que has venido hasta acá, tal vez nos quieras ayudar con algo –habló Dazai con mirada pícara

–Yo no tengo el deber de ayudar a la agencia

–Y si te dijera que podrías hacerme sentir un poco orgulloso si lo haces

–¿Qué quiere que haga, Dazai-san?

–Nunca cambias Ryu –dijo con pesadez el albino

–¿Ves al joven que está sentado en su escritorio comiendo dulces? Necesitamos saber qué es lo que le pasa y por qué se encuentra tan desanimado y molesto

–¿Solo eso? ¿no puede simplemente alguien de ustedes preguntarle?

–No, es algo que sólo tú puedes hacer, y si logras animarlo un poco sería mejor

–¿Espera que yo ayude a uno de los detectives?

–Sé que lo harás por mí, Akutagawa-kun –dijo guiñando un ojo. Por alguna razón Kunikida se puso un poco celoso

–De acuerdo

Se acercó al escritorio de Ranpo y antes de siquiera hablar, el otro ya estaba respondiendo

–Son unos cobardes, nadie me pregunta qué me pasa

–... ¿Se los dirías si te preguntan?

–No

AMOR TRIPARTITA (DazaixAkutagawaxAtsushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora