T/N llega Londres a los 16, no tenía muchos amigos así que fue al parque donde siempre iba su hermano con sus amigos, a los 21 empieza a grabar el sitio y un día pasa algo inesperado.
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El sol ya se estaba ocultando cuando cerré el parque después de otro día ajetreado. Las nuevas áreas de comida y las zonas para tomar fotos con celebridades habían sido un éxito rotundo. La gente estaba encantada, y los comentarios en la nueva página de redes sociales que había creado eran en su mayoría positivos.
Estaba cerrando la última puerta cuando escuché pasos familiares detrás de mí. Me giré y vi a Oakley caminando hacia mí, con su típica chaqueta de cuero y una sonrisa que siempre me tranquilizaba.
—¿Todo bien? —preguntó, mientras me alcanzaba y me ayudaba a cerrar el candado de la puerta.
—Sí, solo cerrando por hoy —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la calma que venía después de un día tan lleno de actividad. Era un silencio cómodo, uno que solo se puede compartir con alguien con quien tienes una conexión profunda.
—Oakley... —comencé, usando su nombre real en lugar de su nombre artístico por primera vez en una conversación casual—. Quería agradecerte por todo esto. No solo por el parque, sino por creer en mí y darme esta oportunidad.
Él me miró, claramente sorprendido por el uso de su nombre real, pero sus ojos se suavizaron rápidamente.
—Es raro escucharte llamarme así —dijo con una sonrisa—. Pero me gusta.
Sentí mi corazón acelerarse. Había algo en usar su verdadero nombre que hacía que todo se sintiera más real, más íntimo.
—Bueno, eres más que solo Central Cee para mí —respondí, tratando de mantener mi voz firme a pesar de los nervios—. Eres Oakley, alguien con quien me siento segura y... feliz.
Él dio un paso más cerca, y por un momento, pensé que iba a decir algo importante, algo que cambiaría todo. Pero en lugar de eso, solo sonrió y me puso una mano en el hombro.
—Y tú eres más que solo T/N —dijo suavemente—. Eres la razón por la que todo esto es posible. Y estoy agradecido de tenerte a mi lado.
Nos quedamos así por lo que pareció una eternidad, mirándonos a los ojos y entendiendo todo lo que no se había dicho en palabras. Finalmente, rompí el contacto visual y miré hacia el parque, pensando en todo lo que habíamos logrado juntos.
—¿Sabes? —dije, intentando romper la tensión con algo de ligereza—. Creo que deberíamos celebrar de alguna manera.
Oakley levantó una ceja, curioso.
—¿Qué tienes en mente?
—Bueno, mis padres han estado queriendo conocerte desde hace tiempo —dije, algo nerviosa—. ¿Qué te parece si vienes a cenar a mi casa esta noche?
